Victoria cómoda del City en un partido nada fácil. Porque dominó, pero le costó marcar. Porque encerró a su rival en su área, pero sufrió en las tres contras contadas de que dispuso el Brentford. Pero la paciencia de los 'sky blues' fue determinante.
Ha sido un partido casi perfecto del Manchester City. Dominó de principio a fin un partido que ha tenido al Brentford encerrado en su campo casi todo el partido, y la mayoría del tiempo defendiendo con todo el equipo en el área.
Monopolizó el balón el City desde el primer minuto, y dispuso de un sinfín de ocasiones, de mayor o menor peligro, para adelantarse en el marcador.
No tuvo una respuesta a ese dominio el Brentford hasta superado el ecuador del primer tiempo, cuando por fin los 'bees' tuvieron una contra, acción que acabó invalidada por fuera de juego.
Esos primeros 23 minutos nos mostraron lo que iba a ser este partido: el City iba a dominar y el Brentford iba a aguantar y a intentar salir a la contra, aprovechando los errores, contados, de su todopoderoso rival.
Contrastaban las ocasiones del City, a cada cual más clara, con sus desconexiones defensivas, sus errores en la circulación en su campo. Detalles puntuales que permitían respirar a un Brentford al que se le estaba haciendo larguísimo el partido.
Pero el City, en lugar de estresarse, de pasarle factura el dominar y no marcar, tuvo paciencia hasta que encontró el hueco y vio la luz. Recibió Sterling, encaró a Roerslev, le superó y a este no le quedó otra que ir al suelo y derribarle. Contacto y penalti, el cual convirtió a la perfección Mahrez.
El primer tiempo llegó poco después, tras otro susto para el City, en forma de error y falta sobre Ederson. Y la segunda parte siguió los mismos derroteros.
De nuevo, los de Guardiola dominaron los tiempos del juego, inspirados por un Cancelo que fue un tormento por su banda izquierda, y que buscó por activa y por pasiva un gol que se le resistió.
No así a Kevin de Bruyne, quien hizo el segundo del City tras un error de Raya. Mal pase del portero del Brentford en la salida del balón que fue un regalo para Sterling. Lo enmendó, haciendo una parada soberbia al inglés en el mano a mano, pero nada pudo hacer para tapar el tiro del belga.
Aquello mató al Brentford, y conforme los minutos pasaron, el ritmo del partido decayó de forma notable. Era normal, ni el City quería arriesgar ni al Brentford le quedaban ganas o fuerzas para intentarlo.
Los 'bees' se habían desfondado, persiguiendo sombras, corriendo tras un balón que no había manera que cayera en su poder. Al final, tres puntos más para un City que, cada jornada que pasa, se acerca más y más al título.