El Atlético ha mostrado su peor cara en el José Alvalade de Lisboa. El Sporting de Portugal ha sido superior, muy superior en ocasiones a los de Simeone, y no ha logrado el pase a semifinales por dos razones.
La primera, por el partido de ida. El 2-0 del Metropolitano ha sido una losa demasiado pesada para los 'leones' ante un correoso Atlético.
La segunda, por Jan Oblak. El arquero esloveno ha vuelto a demostrar por qué es uno de los mejores, si no el mejor, en su puesto.
Férreo en defensa, nulo en ataque
Hoy, en Lisboa, el Sporting mereció más. Ganó el partido, pero ha sido una victoria amarga, insuficiente para lograr siquiera forzar una prórroga con la que seguir soñando media hora.
Porque el Atlético, Simeone, leyó mal el partido. O el 'Cholo' lo planteó mal, o no supo transmitir su mensaje a sus pupilos. El Atlético no pudo sino defenderse de los continuos envites de su rival esta noche. A la hora de crear juego le quemaba el balón.
Está claro que la ventaja de dos goles ayudaba a que fuera así. Las prisas y la necesidad del gol eran del Sporting, claro está, y por eso el cuadro lisboeta se afanó desde el primer minuto en buscar ese tanto que hiciese posible el sueño de la remontada, que acarició la Juventus y que cumplió la Roma en la máxima competición.
Déjà vu del pasado
El Atlético, consciente de lo sucedido en la Champions de la que meses atrás, como el Sporting, fue apeado, se defendió con uñas y dientes. Pero en vez de defenderse con el balón, de hacer que el Sporting corriera tras él, se lo entregó.
Y los de Jorge Jesús no se anduvieron con contemplaciones. Fútbol directo y buscando siempre el gol. Así empezó un goteo de ocasiones que no cesó en los 90 minutos. Y todo ello, bajo una incesante lluvia para darle a la escena un toque más épico.
Tuvo el Sporting la más clara, hasta el gol, a los doce minutos de partido. La jugada llegó a balón parado. Otrora punto fuerte del Atlético, esta temporada ha demostrado ser su gran debilidad.
Falló el Atleti en las marcas y Coates pudo rematar, completamente solo, un balón que, de no ser por Oblak, bien pudo haber sido el 1-0. Pero el esloveno voló y le negó el gol a su rival, al menos por el momento.
El gol de la esperanza lusa
Porque lo que Oblak te da, Oblak te lo quita. Otro córner para el Sporting, botado en corto en esta ocasión, y centro al área que se envenena tras tocar en un compañero. Oblak, descolocado, salta para evitar que se cuele en su portería, y lo toca lo justo para que Freddy Montero lo cabecease a placer al fondo de las redes.
El gol fue un jarro de agua fría para el Atlético, y un acicate para el Sporting. El tanto reactivó un poco más a los 'leones', y la respuesta del Atleti fue contenida.
Minutos antes del gol caía lesionado Mathieu. Fue el primero de un goteo de lesiones que afectó bastante más al Atleti. Porque poco después, fruto de un alevoso codazo a la cara de Ristovski sobre Lucas, el lateral fracés también se lesionaba. Aguantó hasta el descanso, pero no volvió al partido.
Un descanso caído del cielo
El Atlético ansiaba el descanso. Necesitaba aclarar las ideas. El Sporting deseaba que no llegase nunca. Aprovechar ese periodo de dudas que atravesaba su rival.
Llegó, y la charla de Simeone surtió efecto. Al menos por un tiempo. Los seis minutos que tardó Diego Costa en volverse a lesionar en una ciudad maldita para el de Lagarto.
Entró Torres en su lugar, y hasta que el Atleti se hizo al cambio, el Sporting volvió a dominar. Siguió el goteo continuo de ocasiones de nuevo sobre el área rojiblanca, salpicado con algún ocasional acercamiento de Griezmann o Torres.
Jorge Jesús quemó sus naves
El Sporting se estrellaba una y otra vez contra un muro. Dio un paso al frente. Dos. Tres. Terminó jugando con defensa de tres, pero ni así el oportunismo rojiblanco hizo mella en su rival.
Griezmann, en la recta final del partido, tuvo dos clarísimos mano a mano con Rui Patrício, pero no logró embocar ninguno de los dos.
Los más fatalistas, aquellos que recuerdan más al Atlético como 'el Pupas' que como el glorioso equipo del 'Doblete', temieron lo peor. Eso que se dice de que el que perdona, lo paga.
No fue así, porque el Atlético mantuvo su férrea defensa numantina, que aguantó intactas las embestidas de un Sporting que lo dio todo en pos de un segundo gol tan ansiado como, al menos hoy, merecido.
La fortuna favorece a los audaces, pero no siempre es así en el fútbol. Hoy ha sonreído al resultadismo de Simeone, que ha demostrado una vez más que es capaz de gestionar como muy pocos las ventajas.
Jugando como pocas veces de mal este año, pero sufriendo como el aficionado 'colchonero' ha recordado que estaba acostumbrado a sufrir.