Aquel partido lo empató sin goles el Barça ante un Espanyol con un extra de motivación traducida en un juego excesivamente brusco, a juicio blaugrana. Cuando se supo que un árbitro de los de 'jueguen, jueguen' se encargaría de arbitrar la ida de los cuartos de Copa ante el Athletic, Luis Enrique se mostró "sorprendido".
Además, González González fue el árbitro que pitó el también polémico Real Madrid - Real Sociedad, que tuvo como máximo exponente del disgusto a Aperribay amenazando al colegiado al descanso.
Las críticas del Barça a las designaciones arbitrales han ido 'in crescendo'. Supongo que entienden que no hay prioridades a la hora de asignar uno u otro a los partidos, pero en 'Can Barça' consideran extraño que para un partido tan importante fuera asignado un colegiado con unos antecedentes tan preocupantes y, sobre todo, tan recientes.
Busquets aseguró que le faltó al respeto; Iniesta, que su tarjeta le fue mostrada por señalar una infracción del rival; Neymar fue más escueto: "¿El árbitro? Normal".
El aluvión de críticas no ha sentado bien al Comité Técnico de Árbitros, que estudia la posibilidad de denunciar a Busquets ante el Comité de Competición. Consideran las críticas del Barça desproporcionadas e injustas, amén de infundadas. Creen que las palabras de Luis Enrique en la rueda de prensa previa al encuentro fueron premeditadas con el fin de condicionar la actuación arbitral.
Por otro lado, se da una curiosa paradoja: el Barcelona lleva diez partidos consecutivos sin conocer la derrota con González González al silbato. Pero quizá no importe el ganar, sino el cómo se gana, o cómo se empata en el caso del partido del día dos de enero.