Dos caras. Una horrible y otra más que correcta. Una suma que hizo al FC Barcelona caer por 2-1 en el Di Stéfano ante el Real Madrid y despedirse así de su opción de acabar líder esta jornada y que hace que el equipo azulgrana ya no dependa de sí mismo para hacerse con el título de Liga. El 2-0 con el que el equipo catalán se fue al descanso fue una losa muy pesada de levantar para un Barça que mejoró considerablemente en una segunda parte en la que rozó el empate en un 'Clásico' muy emocionante.
Con tres centrales (Lenglet, Araujo y Mingueza) y con Dest y Jordi Alba como carrileros, el Barça salió al Di Stéfano con Messi y Dembélé como referencias ofensivas, mientras que Pedri, De Jong y Busquets debían llevar la manija del encuentro. El cuadro de Ronald Koeman se hizo con el control del esférico desde el pitido inicial y se mostró dispuesto a asumir el mando del encuentro a través de la posesión. Sin embargo, ese ansia de protagonismo fue su mayor enemigo durante unos 45 minutos para el olvido.
Un primer tiempo sometido a las contras del Madrid
Pese a que el balón era 'culé', la recuperación y la presión coordinada no existían, lo que facilitaba una y otra vez los contragolpes de un Real Madrid que, al igual que en el último choque ante el Liverpool en la Champions, se encontró comodísimo con metros por delante para realizar rápidos ataques. La zaga del conjunto de la Ciudad Condal sufría una y otra vez y así llegaron los dos goles del primer periodo. El primero fue obra de Benzema, que culminó una contra y un centro de Lucas Vázquez, mientras que el segundo llegó tras una falta que Vinicius provocó en otra galopada.
Cada carrera del cuadro blanco era un suplicio para un Barça en la que solo Marc-André ter Stegen dio la talla en los primeros 45 minutos. De hecho, con ayuda del palo, el meta germano salvó en dos ocasiones el 3-0 y evitó un bochorno todavía mayor. La defensa era un drama y el ataque le iba a la zaga. Sin ideas y solo atacando por dentro, Messi y compañía no hacían daño a la defensa de su rival. De hecho, Courtois solo tuvo que despejar un centro de Jordi Alba que buscaba a Dembélé como destinatario. La más clara del equipo llegó en el añadido del primer tiempo, con un intento de gol olímpico de Messi que se estrelló en el palo.
Con el inicio de la segunda parte, Koeman agitó el manzano e introdujo a Antoine Griezmann por Sergiño Dest, pasando de esta manera a jugar con 4-3-3. En mitad de un auténtico diluvio, el equipo azulgrana debía buscar una remontada heroica y ese cambio de esquema ayudó bastante. Pese a que las ocasiones no terminaban de llegar, el equipo de Koeman comenzó a sufrir bastante menos ante un Madrid al que le costaba más salir a la contra debido a una presión más eficiente del Barça. Con Griezmann, el equipo azulgrana mejoró considerablemente y poco a poco fue generando peligro.
Dominio con el 4-3-3 y a centímetros del empate
El propio Antoine, a pase de De Jong, desaprovechó una clara ocasión para poner el 2-1 ante Courtois, pero poco después se deshizo del fallo con una gran 'asistencia' al dejar pasar un balón de Jordi Alba que Mingueza, de manera sorprendente, aprovechó para recortar distancias y poner picante al partido. Con media hora todavía por delante, Barça asumió cada vez más riesgos. Koeman dio entrada a Sergi Roberto por Sergio Busquets y a Ilaix Moriba por Araujo. Con tres cambios respecto al once inicial, el equipo azulgrana afrontó los últimos 20 minutos obligado a marcar sí o sí para seguir dependiendo de sí mismo en la pelea por la Liga.
De cara al sprint final, el técnico neerlandés quemó naves al introducir en el campo a Braithwaite y Trincao, que entraron por Pedri y Dembélé. Pese a la entrada de hombres de naturaleza ofensiva, el choque se enfangó entre parones, protestas y la desesperación 'culé' con el colegiado Gil Manzano. Todo ello hizo que los minutos, incluidos los de un añadido de cuatro minutos, se esfumasen rápidamente sin que el cuadro azulgrana generase peligro sobre la meta de Courtois. Sin embargo, el Barcelona tuvo su bala en el último minuto, con Ilaix Moriba estrellando un balón en el larguero con un remate desde el interior del área.
El pitido final certificó una derrota que vuelve a hacer al Barça 'mortal' en Liga tras 19 duelos seguidos sin perder y que hace al equipo 'culé' no depender de sí mismo en las últimas ocho jornadas si quiere alzar el título. Un mazazo que llega a una semana de la final de Copa del Rey ante el Athletic Club. Un partido que, ahora, puede marcar definitivamente, para bien o para mal, la temporada del conjunto de la Ciudad Condal.