El partido en el Rhein-Neckar-Arena pasará a la historia del fútbol mundial. El Bayern pasó por encima del Hoffenheim antes de que el choque se parase durante más de cinco minutos y se reanudase con ambos conjuntos pasándose el balón entre aplausos.
Todo lo ocurrido en el césped queda atrás con lo vivido en las gradas. Los ultras del Bayern de Múnich sacaron, con el partido sentenciado, unas pancartas en las que insultaban a Hopp, propietario del Hoffenheim, y los jugadores dieron una gran lección.
Después de un primer aviso en el minuto 65, los futbolistas tanto del Bayern de Múnich como después del Hoffenheim entraron en vestuarios a falta de 12 minutos para el final. Con el riesgo de suspensión definitiva, y tras más de cinco minutos, volvieron a salir para terminar el tiempo restante, sin nada en juego.
Los futbolistas del Hofenheim y del Bayern de Múnich se dedicaron a hablar en el centro del campo, a pasarse el balón y a aplaudir como medida de protesta ante la actitud de los ultras bávaros, que se quejaron del modo de negocio del conjunto local.
Los ultras del Bayern de Múnich protestaron contra el propietario del Hoffenheim al entender que el equipo está hecho a golpe de talonario. No es la primera vez que manifiestan su desacuerdo, al igual que con el RB Leipzig, pero sí que se para el partido.
Todo ello en un partido que acabó sentenciado en la primera mitad. El Bayern de Múnich sobrevivió sin Lewandowski y puso la primera piedra para construir la victoria en los primeros minutos de partido.
Pese a que podía parecer que el Bayern iba a sufrir sin el delantero polaco, los hombres de Flick demostraron estar muy preparados. Tres goles en apenas 15 minutos, con el joven Zirkzee marcando el tercero de ellos.
El Hoffenheim no pudo parar el vendaval del conjunto bávaro. A la fiesta del Bayern de Múnich se unió un Philippe Coutinho que quiso reivindicarse en un partido que parecía sencillo. Doblete del brasileño para sentenciar el partido entre el final de la primera mitad y el inicio de la segunda.
Goretzka fue el encargado de poner el broche a todo lo relacionado con lo deportivo en el Hoffenheim-Bayern de Múnich. Fue a partir de ahí cuando comenzaron a aparecer las pancartas en las que los aficionados bávaros protestaban por el modelo de negocio del Hoffenheim y donde se vivieron los minutos de la vergüenza en la Bundesliga.