El Bayern de Múnich, campeón de la Bundesliga 19-20

Se acabó otro campeonato con el lacre del Bayern de Múnich. Tras la decisión administrativa de dar el título al PSG, los alemanes son los primeros campeones de una gran liga. En 2013 comenzó una era que en 2020 tiene continuidad levantando la octava Bundesliga seguida, la trigésima en total. En diciembre parecía imposible, en marzo se veía imparable y en junio se ha confirmado.
Bremen fue la última parada de la última gran máquina bávara, insaciable como en sus mejores años y que entiende este título solo como un punto y seguido: abrazados a un juego mecánico y demoledor, el Bayern ya mira a las siguientes paradas, la final de la Pokal y las eliminatorias finales de la Champions.
A diferencia de otros años, merced a inicios de gran nivel que dejaron la Bundesliga sentenciada a meses para su conclusión, este año hubo que sudarla más de la cuenta. El claro punto de inflexión fue la llegada de Hansi Flick al banquillo en noviembre. De interino pasó a indiscutible; de indiscutible, a piedra angular de este proyecto. El nuevo Heynckes con mejores números que él y que Guardiola.
El segundo año de Niko Kovac en el banquillo solo duró diez jornadas. Tras solo firmar 18 puntos de 30, con el equipo cuarto a cuatro puntos del líder (por entonces, el 'Gladbach), el 5-1 encajado en Frankfurt fue la gota que colmó el vaso.
Flick comenzó goleando al Borussia (4-0) y al Fortuna Düsseldorf (0-4). Sin embargo, dos derrotas seguidas, ante el Bayer Leverkusen (1-2) y el Borussia Monchengladbach (2-1), el liderato se alejó hasta los siete puntos. Pese al pleno de victorias en la Champions, la sombra de un fin de ciclo se hizo inevitable.
Nada más lejos de la realidad. A expensas de lo que haga este miércoles el Borussia, su distancia como campeón matemático es de diez puntos. Y es que, desde entonces, el Bayern hiló 18 triunfos y un solo empate. Y no ha perdido más, puesto que ha contado por triunfos sus cuatro encuentros de Champions y los tres coperos.
Flick supo dar con la tecla a través de un discurso cercano y la empatía de haber sido futbolista. En silencio, mientras la prensa ponía luces de neón a los nombres de Allegri o Mourinho como relevos de Kovac, fue construyendo una máquina perfecta que ha alcanzado una media de 3,2 goles a favor por partido por solo 0,7 en contra (y dejando la puerta a cero en 12 de sus 21 duelos).
El gran cambio impulsado por Hansi Flick desde el banquillo tuvo dos grandes lugartenientes en el campo. Robert Lewandowski, su majestad el gol, y Thomas Müller, rejuvenecido para completar su mejor año como pasador: 31 goles del polaco, 20 asistencias del alemán.
Ya en el inicio con Kovac, el delantero bávaro demostró que iba a ser su año, pues sumó otro récord en la Bundesliga a los que ya tenía convirtiéndose en el primer futbolista en anotar en las once primeras jornadas del campeonato.
Acabará la campaña como máximo goleador en Alemania, tiene serias opciones de ser el Bota de Oro y ya está en el año más anotador de su carrera. Su promedio en la Bundesliga sigue siendo de más de un gol por partido (por ahora, 31 en 29).
También se ha visto el mejor año de Thomas Müller en su faceta de asistente. Igualmente treintañero, ha alcanzado los 20 pases de gol y aún le quedan dos partidos para superar el anterior récord de Kevin de Bruyne. Su inteligencia táctica y el cambio del banquillo congeniaron, pues 16 de sus asistencias llegaron con Flick en el banquillo.
No obstante, son muchos los nombres destacados de este gran Bayern, que se ha reciclado tras la salida de Robben y Ribéry y reúne muchos ingredientes para marcar un nuevo ciclo. El nombre de Alphonso Davies reluce entre todos por su savia nueva.
El canadiense ha sido el descubrimiento del año en la Bundesliga. Potente, rapidísimo, habilidoso y capaz de comerse la banda izquierda entera, su velocidad cautiva. Capaz de hacer parecer lento a Haaland, ya es uno de los intocables del equipo.
Sus grandes actuaciones llegaron merced a la providencia de su reconversión en lateral izquierdo. Y es que ni siquiera las graves lesiones han podido con este Bayern. Niklas Süle se rompió una rodilla; con Lucas Hernández también fuera de combate, Alaba tuvo que erigirse en improvisado central, lo cual mandó a Davies a una demarcación que le ha venido como anillo al dedo para explotar sus condiciones.
La eclosión de Gnabry tapó la ausencia de la dupla 'Robbery'. Más allá de su exhibición ante el Tottenham, el alemán de 24 ha aportado 12 goles y 10 asistencias en 32 partidos. Por su parte, Perisic y Coman (siete goles y cinco asistencias entre ambos) se han ido alternando para componer otra gran aportación ofensiva.
En la sala de máquinas, Kimmich y Goretzka, especialmente tras el confinamiento, equilibraron y dinamizaron el gran juego de posiciones y precisión del Bayern. El ex del Schalke 04 al fin ha demostrado esa gran capacidad de llegada que le hizo resaltar en Gelsenkirchen, mientras el niño bonito del Allianz, a lo Lahm, se ha afianzado como un mediocentro inteligente y llamado a marcar una época.
Neuer volvió a demostrar el nivel anterior a su calvario, Coutinho apenas tuvo algunos partidos de brillantez y el primer año de Pavard le dejó consolidado en el lateral derecho y como una gran arma a balón parado (cuatro tantos).