La afición 'merengue' espera con muchas ganas poder ver a su equipo en acción. El Real Madrid volverá a pisar el Santiago Bernabéu en partido oficial para enfrentarse cara a cara ante el Milan.
El Trofeo Santiago Bernabéu significará el regreso del conjunto madridista a casa, para disputar la primera gran cita de la temporada en la capital española. Además, será la primera vez que los madridistas podrán ver en su tierra a Julen Lopetegui como entrenador blanco.
Pero hay algo que los aficionados esperan todavía con más ganas: ver cómo reaccionará el equipo ante un duro rival sin Cristiano Ronaldo en el equipo. Gareth Bale está llamado a ser su sustituto, aunque no es tan fácil ocupar ese papel.
Desde que Cristiano puso rumbo a Turín, el Real Madrid ha dejado más que claro sobre el terreno de juego que Bale tenía que dar un paso al frente. Y lo ha hecho. En la International Champions Cup se ha podido ver a un Bale decisivo, líder y preciso.
Ahora de vuelta a casa, el Bernabéu espera ver al mismo Gareth Bale que ha podido disfrutar Estados Unidos, un galés que dirija al equipo en busca del primer trofeo de la temporada.
21 goles celebrados la pasada temporada con la camiseta 'merengue' sobre sus hombros es motivo más que suficiente para creer en Bale, para confiar en su paso adelante cuando cumple ya seis años como jugador blanco. Seis años repartidos en 189 encuentros y 88 goles, casi nada.
Lo principal para el internacional galés es no caer lesionado, una pesadilla que le ha puesto trabas desde que aterrizó en la capital española, impidiéndole ser protagonista en un Madrid que le exige cada vez más.
Por eso, el Madrid deberá pedirle a Bale que dé lo mejor de sí, pero con mucho cuidado. Mantenerlo entre algodones entre partido y partido es vital para evitar una temporada más que su gran progresión con el equipo se vea interrumpida bruscamente por un parón que corte por completo sus grandes actuaciones.
El Real Madrid ya espera a Bale, a aquel Gareth Bale que maravilló en los últimos encuentros de la temporada pasada, que brilló con luz propia en la Champions, que se convirtió en la estrella de la final de Kiev ante la atenta mirada de una Europa sorprendida.