Lo hemos visto mil veces. El linier, con el banderín, moviendo las redes para encontrar algún agujero, algún roto. Siempre ritual, porque, ¿qué red va a estar rota en un partido de fútbol profesional?
Pues ha ocurrido. Tras el descanso del Holanda-Bulgaria de las eliminatorias mundialísticas europeas, el juez de línea detectó una deficiencia en una de las redes. Y eso provocó que el partido se reanudase unos minutos tarde.
El colmo del esperpento llegó a la hora de repararlo. Cillessen charlaba con el linier, entre risas. Mientras tanto, un operario arreglaba el problema, con cinta americana.
Una solución de baja tecnología que nadie esperaba que fuera a tener lugar en un partido de alto nivel como es un encuentro validero para la clasificación al próximo Mundial, en un estadio como el Amsterdam ArenA.