Tras anunciar su salida del campo, Morata no quiso ni pisar el banquillo y puso rumbo directo a los vestuarios. Ni siquiera las llamadas de los aficionados sirvieron para desviarle de su camino.
Tras anunciar su salida del campo, Morata no quiso ni pisar el banquillo y puso rumbo directo a los vestuarios. Ni siquiera las llamadas de los aficionados sirvieron para desviarle de su camino.