El Alavés está metido en un buen lío. Con esta derrota, el 'Glorioso' se ha instalado en la posición de colista y las sensaciones, con Abelardo en la cuerda floja, son peores que nunca. Porque la imagen ante el Celta fue bastante negativa.
Con poco, el Celta encarriló una nueva victoria que le afianza en la zona media-alta de la clasificación. Tres goles en 20 minutos para asegurarse tres puntos clave. La segunda parte, eso sí, fue para olvidar.
El primer mazazo para el Alavés llegó en el minuto 8, cuando el Celta aprovechó una pérdida en dos toques: centro de Aspas desde la derecha, dejada de Santi Mina y remate a placer del gaditano Nolito. 0-1 en un abrir y cerrar de ojos.
Pero la herida seguía abierta para el Alavés, que era un coladero en defensa. Lo más preocupante, la escasa intensidad para frenar ese vendaval vigués. Pellistri perdió una pelota en el 15' y, esta vez, Nolito le devolvió el favor a Aspas para que el Príncipe de las Bateas doblara la distancia en el marcador de Mendizorroza.
Y con un Celta en su salsa llegó el 0-3, que dejó sentenciado el encuentro. En el 20', contra rápida, envío raso de Aspas al segundo palo y Santi Mina fusila a Pacheco entre los agujeros defensivos de la defensa de Abelardo, que no se podía creer lo que estaba pasando.
Fue un despropósito la primera parte del Alavés y, de hecho, Santi Mina y Nolito pudieron hacer el cuarto. Mientras tanto, el Pitu gastó un doble cambio para sentar a Luis Rioja y Rubén Duarte. Estos dos fueron señalados, pero el rendimiento de todo el grupo fue en consonancia con el resultado.
La peor noticia para el Celta fue la expulsión de Murillo a los pocos minutos de comenzar el segundo tiempo. El colombiano vio la segunda amarilla, que se veía venir, y dejó en cueros a su equipo. Coudet, no obstante, reforzó la defensa y el Alavés solo reaccionó en el final del choque.
Iván Villar lo despejó todo, incluido un cabezazo cercano de Lejeune, pero no pudo evitar que el mismo central del Alavés recortara distancias en el minuto 86 al aprovechar un rechace del travesaño. Pero fue un espejismo, la victoria fue para el Celta y las dudas, para Abelardo y los suyos.