El Dépor dice adiós a la temporada con mal sabor de boca

El conjunto coruñés ilusionó en la primera vuelta de la Liga BBVA, en la que fue una de las revelaciones, con Lucas Pérez en estado de gracia y dos señas de identidad: la solidez defensiva y el contraataque.

Con esas armas llegó a estar en puestos europeos en la clasificación y solo perdió dos partidos hasta que empezó 2016: ante el Sporting de Gijón (2-3) y el Málaga (2-0).

El Deportivo era un equipo que competía, que no bajaba los brazos, que era capaz de sobreponerse a bajas importantes como la del portero Fabricio Agosto (ausente todo el curso por una grave lesión de rodilla) o la del internacional costarricense Celso Borges.

Ni siquiera un 2-0 en el Camp Nou ante el Barcelona, a la postre campeón, fue capaz de rendirle en esos primeros meses del curso, en los que seguía, a contracorriente, remando para tratar de recuperar algún punto, como el que finalmente consiguió ante los blaugranas aquel 12 de diciembre (2-2).

La trayectoria del equipo coruñés le dio un importante colchón de puntos en la clasificación y sirvió a su entrenador, Víctor Sánchez del Amo, para ser designado por la Liga de Fútbol Profesional como el técnico más destacado de la primera vuelta.

El club, que pretendía renovarle por tres temporadas, cerró la ampliación de contrato de Víctor por una campaña en enero, mes en el que empezó el declive.

El Deportivo arrancó un nefasto 2016 con derrotas ante el Villarreal (1-2, de penalti y en el tiempo de descuento) y el Real Madrid (5-0).

Víctor retocó la esencia del equipo, que quiso elaborar más el juego, mejorar los registros de posesión, y se alejó de la imagen sólida de la primera vuelta.

A las derrotas en Liga se sumó el descalabro copero ante el Mirandés, de Segunda División, que le eliminó a doble partido.

El Deportivo, rey del empate de la historia de Primera División (18 igualadas), estuvo tres meses sin ganar, desde que se impuso al Eibar en Riazor (2-0) el 19 de diciembre, hasta que superó al colista, el Levante, en el mismo escenario el 19 de marzo (2-1).

Además, se lesionó el portero argentino Germán Lux y el equipo llegó a encadenar 19 partidos (una vuelta completa) sin dejar la portería a cero, hasta que sumó su segunda y última victoria de 2016, ante el Villarreal en El Madrigal (0-2).

A ese partido, en el que selló una permanencia que se le había complicado, llegó con otra crisis en el vestuario, una bomba que había quedado conectada en pretemporada y que detonó a quince días para el final de Liga.

En agosto, en pleno entrenamiento, Arribas y Luisinho tuvieron un enfrentamiento en público que continuó con un segundo episodio dentro del vestuario, aunque de él nada trascendió hasta un par de días antes del partido con el Real Madrid.

El luso fue suspendido de empleo cuatro días y readmitido posteriormente, tuvo un protagonismo relativo a lo largo de la campaña en los planes de Víctor, pero en los últimos meses su participación decayó.

Antes de la antepenúltima jornada (derrota 0-2 ante el Getafe), Lucas Pérez y Oriol Riera también tuvieron un rifirrafe en un entrenamiento y para ambos se propuso una sanción económica, algo que protestó Luisinho, que fue nuevamente apartado por el técnico, no por el club.

A la situación del portugués se sumó la de Alberto Lopo, que se negó, según el entrenador, a participar en dos entrenamientos, motivo por el que también fue apartado.

La plantilla era un polvorín y, tras la consecución de la permanencia, estalló en una semana que ha roto todos los códigos de un vestuario del fútbol: se levantó la alfombra y todo salió a la luz.

Pedro Mosquera acusó a algunos compañeros de no ser todo lo profesionales que deberían, el agente de Luisinho dio su versión sobre el año que tuvo el luso y dijo que Víctor había querido destruir su carrera, Cani afirmó que había visto más problemas este año que en los doce anteriores de su carrera juntos, Arribas destapó la pelea de agosto y el técnico habló.

Durante 45 minutos, desgranó los casos de Luisinho, del que dijo que llegó a amenazarle, y Lopo, sobre el que apuntó a un comportamiento bipolar en los entrenamientos, criticó a los medios de comunicación, recordó que el club no se reforzó en el mercado invernal, acudió a las lesiones y cansancio para explicar también el bajón, y hasta puso en cuarentena la política de comunicación del club.

Víctor ha recordado que tiene un año más de contrato, pero no es seguro que continúe al frente de la plantilla, un equipo que tendrá que airearse después de la guerra interna de las últimas semanas, que ensombrecen una temporada en la que tuvo dos caras.