El Oviedo se encargó en apenas un cuarto de hora de decantar el derbi a su favor. El Carlos Tartiere soñaba ante la posibilidad de asestar una dolorosísima derrota a su enconado rival, pero el conjunto 'carbayón' pareció conformarse con el 2-0.
Los dos goles, anotados en el primer cuarto de hora, evidenciaron una vez más las notables carencias de un Sporting en horas bajas. Los dos goles fueron, en esencia, similares: a balón parado.
El primero tardó apenas siete minutos en llegar, cuando Ibra Baldé recogió en el área rival un balón suelto tras un saque de esquina. El segundo, para goce del Tartiere, no tardó en llegar.
Esta vez en una falta lateral, Alanís cabeceó con potencia el excelente envío de Saúl Berjón. El mexicano duplicó la ventaja del Oviedo, y dejó al Sporting al borde del 'k.o.'.
Le faltó muy poco al Oviedo para hacer algún gol más durante el primer tiempo, casi todas a balón parado, pero el Sporting logró evitar lo que bien podría haber sido una goleada.
Conforme el encuentro se aproximaba al descanso fue perdiendo ritmo. El Sporting reclamaba la pausa para aclarar ideas y el Oviedo se daba por satisfecho con el resultado logrado por el momento.
El segundo tiempo comenzó siguiendo la misma tónica. Pero el Oviedo había levantado ya claramente el pie del pedal, y el Sporting, revitalizado por el descanso, empezó a apretar un poco.
Tuvo el Sporting su primera gran ocasión de recortar distancias en el minuto 70, cuando Cofie se plantó en la frontal, pero su disparo no vio puerta. Rozó el larguero de Champagne y se perdió la oportunidad.
Poco después el conjunto gijonés encontró su premio. Un penalti, tres minutos más tarde, de Forlín sobre Neftali. Carmona, 'pichichi' del Sporting, no falló desde los once metros.
El penalti revitalizó un duelo que se había arrugado un poco, sobre todo después del vibrante comienzo. Los últimos diez minutos fueron un claro intercambio de golpes.
Si Champagne evitaba el empate, a continuación era Mariño el que lograba abortar una ocasión de peligro del Oviedo que hubiera sido la sentencia.
A dos del final, el Sporting reclamó otro penalti, en uno de los muchos balones colgados al área con los que los de Baraja buscaron el emapte a la desesperada. Pero ni se pitó, ni la táctica terminó arrebatándole el triunfo a su rival.
El Oviedo se lleva el derbi asturiano con justicia, gracias a un brillante comienzo de partido tras el que supo controlar las acometidas de un rival que sólo pudo recortar distancias de penalti. Cuando el Sporting quiso reaccionar, ya era demasiado tarde.
Un duro mazazo para un Sporting. Para la próxima jornada no podrá contar con Molinero, por acumulación de amarillas, y quién sabe si tampoco con Baraja, en la cuerda floja al comienzo del derbi y en una situación más que precaria tras perderlo.