Estaba claro que no iba a salir bien parado después de su tremendo error en el gol mal anulado a Coke por una supuesta falta a Gayà. Habitualmente, los comités no rearbitran partidos ni decisiones puntuales. En este caso, se trata de castigar un hecho mucho más grave.
Concretamente, decretar falta en una acción en la que fue un propio compañero, en este caso Paulista, el que empujó al defensor valencianista. Es decir, el fallo no es no apreciar una acción, es inventársela.
No es habitual una sanción de este calado, aunque la gravedad del error tuvo la compañía de que en la acción siguiente el Valencia marcó. En un minuto se pasó del 1-2 al 2-1, con el consiguiente perjuicio de un Levante que se está jugando la permanencia en Primera.