El fútbol es sensible a todo. Ambiente, horario, clima, estado de ánimos... Los partidos parecen contagiarse de las circunstancias que le rodean y en Son Moix se vivió un duelo muy al estilo de la jornada entre semana.
Que haya fútbol un jueves ya no es nada del otro mundo. Pero que haya Liga, con sus quinielas, juegos 'fantasy' y estadios semivacíos sigue siendo algo especial que hace la semana diferente.
En estos encuentros suelen darse algunas grandes sorpresas. Las rotaciones y las características particulares de los mismos crean un género único de encuentros que se cobijan bajo el paraguas de 'partidos de entre semana'.
En Mallorca no hubo campanada porque no había un claro favorito. Los locales se habían hecho fuertes en casa y Osasuna llegaba sin ser el mismo fuera que en El Sadar. Pero sí se notó en el guion que al choque le faltaba el fin de semana para ser más típico.
Fueron los de Vicente Moreno los que se adelantaron en el marcador. Empezaron mejor los baleares y pronto darían con el premio. A los 21 minutos, un penalti sobre Dani Rodríguez llevó a Lago Junior a poner el 1-0 en el marcador desde los onces metros.
Más allá del tanto, el extremo bermellón firmó un gran primer tiempo. Centros, ataques, presión y mucha presencia en el área llevaron al marfileño a comandar a un Mallorca que pudo ampliar la renta en el 25'. Pero el larguero les negó la gloria a Valjent y su cabezazo.
Con Osasuna intentando reaccionar y el Mallorca un tanto conformista llegó el descanso.
Con el inicio de la segunda parte, se acentuó el alma 'intersemanal' del encuentro. La lógica y el orden se escondieron bajo el verde de Son Moix, que vivió tres goles en ocho minutos en una recta final espectacular.
Marc Cardona comenzó a adornar el choque con el 1-1. El delantero firmó una auténtica maravilla de jugada personal, con eslálones y cambios de ritmos por el centro que le dejaron solo ante Manolo Reina. La definición estuvo a la altura de la jugada y el empate volvía al marcador.
No tuvo tiempo de retrasar líneas Osasuna ni adelantarlas el cuadro local cuando llegó otro penalti a favor de los baleares. Una doble mano de Roncaglia en el área fue castigada por el árbitro y tranformada en gol por Salva Sevilla desde el punto fatídico.
De nuevo gol. De nuevo un guion diferente. Y, otra vez, todos los planes al traste. Y es que solo dos minutos tardó Rubén García en dejar helados a los aficionados locales. Un cabezazo ajustado a la escuadra tras centro de Estupiñán significó el empate definitivo en un final loco.
Con ambos equipos con la ambición por bandera, el encuentro fue muriendo y acabó con un reparto de puntos que no cambia demasiado la marcha de unos y otros.
Los de Vicente Moreno se quedan solo un puesto por encima del descenso con once puntos, mientras que Osasuna permanece en la novena plaza con 15.