Jesse Lingard siempre luchó por ganarse un hueco en el Manchester United. De las categorías inferiores salió cedido a Leicester, Birmingham, Brighton y Derby County hasta que al fin, en la temporada 2015-16, pudo tener continuidad con 23 años.
Durante varias campañas brilló a un buen nivel, pero ya en la 2019-20 comenzó a decaer inexplicablemente. Estaba como ido, desconcentrado en ciertos momentos. Ahora en el West Ham, donde vuelve a ofrecer su mejor versión, ha querido contar a los medios oficiales del club por qué llegó hasta ese punto.
Una depresión que sufrió su madre provocó que también le afectara a él a nivel mental. Por ello, decidió salir cedido: "No quería dejarlo definitivamente, pero sí por lo menos tomarme un tiempo fuera".
"Iba a los partidos feliz por estar sentado en el banquillo y ese no soy yo. Se lo decía a mi hermano el otro día: '¿Recuerdas cuando estaba feliz en el banquillo?'. No quería jugar porque mi mente no estaba ahí, no estaba concentrado. Pensaba en otras cosas y lo reprimía todo. Y eso no puedes hacerlo jugando al fútbol", reconoció.
"A lo largo de los años hemos tenido ayuda con ella, pero incluso solo para mí es difícil reprimir las cosas. Te sientes como si no fueras la misma persona. Sentí que no era Jesse Lingard. Incluso en los partidos de fútbol sentí que el encuentro me estaba pasando de largo. Entonces, decidí abrirme al United y dije lo que estaba pasando, lo que mi mamá estaba pasando. Siempre han estado ahí para ayudar", expuso Lingard, visiblemente emocionado.
El confinamiento, curiosamente, le sirvió como motivación: "Podría haber renunciado durante el confinamiento, pero quería volver a entrenar más y estar en forma. Siento que encerrarme me ha transformado de alguna manera".
Ahora, Lingard se ha convertido en uno de los futbolistas más determinantes de la Premier League. Nueve goles y tres asistencias en diez partidos que meten al West Ham directamente en la pelea por la Champions League.
April 22, 2021