No le sentó bien la mañana al Villarreal, un tanto adormilado y perezoso en el campo del Eibar. Tras el gol de Bruno Soriano, el Villarreal volvió a meterse en la cama. El Eibar le tiró al suelo tirando de las sábanas. Mal despertar.
El resultado refleja a las claras el desarrollo del partido. El Eibar quiso y lo logró. El Villarreal quiso muy poco rato. La falta de determinación lleva a duelos perdidos, pases que no llegan a su destino y pésimas decisiones. Mala elección ante un equipo, en este caso el Eibar, que prefirió morder.
La primera parte del Villarreal fue correcta. Desplegó su juego de toque, sin acelerones, dejando al rival equivocarse. Pudo marcar Bruno Soriano en un córner que se tragó Riesgo. Lo hizo minutos después de penalti. Lejeune derribó a Sansone y el capitán no erró.
Segunda parte muy diferente
El conjunto de Mendilibar salió del vestuario con los ojos inyectados en sangre. El Villarreal pensó que le bastaría con esperar alrededor de Asenjo, que llegaría el contragolpe de la sentencia. Lo que ocurrió es que Asenjo tuvo que ponerse la capa de héroe.
El guardameta del Villarreal impidió el gol del Eibar hasta en tres ocasiones antes del 1-1. Ni Sergi Enrich, ni Kike García, ni Pedro León derribaron el muro de Asenjo. El Eibar desarboló al Villarreal con empuje y precisión en los metros finales. Y llegó el premio.
Ramis y Pedro León castigaron al Villarreal
Iván Ramis resolvió con suficiencia una jugada a balón parado. No se detuvo ahí el Eibar. Logró el segundo tras un contragolpe ejecutado con maestría y que descubrió al Villarreal pensando en el viaje de vuelta. Pedro León no perdonó el despiste.
El Villarreal tenía una oportunidad de oro para ponerse segundo de la clasificación, empatado con el Barça a 22 puntos. Codearse con los grandes exige otro tipo de ambición. El Eibar, con este triunfo, se sube al carro de los que sueñan con pelear por Europa con 15 puntos.