Mientras que el grueso de la plantilla del Real Madrid está esperando el último día en el que calzarse las botas, Brahim es uno de los pocos que dan ejemplo en un tramo final decepcionante del equipo. No quiere que se acabe LaLiga, está disfrutando pese a la ausencia de buenos resultados. Quiere jugar, destacar, marcar. Quiere más... y quiere quedarse.
Cuenta 'Marca' que la decisión del ex del City es clara: no quiere marcharse cedido y está poniendo todo de su parte para que así sea. Ha encajado con Zidane, al que alabó para después ser alabado. El técnico francés le ha dado protagonismo y, aunque su idea primigenia era buscarle una cesión el próximo curso para que tenga minutos, todo puede cambiar.
Junto a Vinicius, el malagueño fue de lo poco destacable de la última cita en Anoeta. Marcó un gran gol, el cual le define. Velocidad, desparpajo, gran juego con ambos pies y resolución. Sentó a todo un internacional como Diego Llorente y definió con la claridad de un veterano. Venía buscando su gol, y lo encontró.
Su adaptación ha sido instantánea y solo hace falta pasarse por las redes sociales para constatar que ha caído de pie en el vestuario. Isco fue su maestro de ceremonias, pero mantiene una relación más que cordial con otros pesos pesados del vestuario. Está cómodo y se ve en condiciones de pelear por minutos de calidad la próxima temporada.
Sin embargo, se esperan fichajes y algunos de tronío. Hazard, por ejemplo, está al caer y eso distorsiona las expectativas del joven Brahim. A su vez, el Bernabéu ha encontrado un nuevo mirlo blanco al que agarrarse. Es de esos jugadores que casi siempre congenia con la parroquia blanca, como ocurrió en el peor momento de la temporada con Vinicius.
Por delante, a Brahim le queda cerrar su primera y corta etapa como jugador del Real Madrid ante el Betis, en la despedida a LaLiga y al Santiago Bernabéu. Un estadio en el que quiere hacerse grande la próxima temporada, aunque la pelota, como en casi todo este verano, está en el tejado de Zinedine Zidane.