Allá por 2011, el Borussia Dortmund conquistó la Bundesliga de la mano de Jürgen Klopp y un equipo espectacular que un año después se plantó en la final de la Champions tras derrotar al Real Madrid en semifinales y perder ante el Bayern en la prórroga por el título.
El club vivía sus mejores momentos y parecía asentarse entre los mejores, pero los brotes verdes se quedaron ahí. El Bayern y los grandes clubes europeos empezaron a ir minando sus plantillas a base de talonario. Así fueron despidiéndose Lewandowski, Götze, Hummels, Sahin, Mkhytarian, Kurzawa, Dembélé, Aubameyang...
Todas las estrellas que brillaban en el Borussia Dortmund acababan dejando al club en la estacada y buscando más salario y oportunidades mejores en clubes más grandes. El plan de los alemanes para asentarse en la élite se fue complicando, pese al tremendo ojo que demostraban a la hora de fichar.
Cada año incorporaban a un futbolista con proyección y le terminaban convirtiendo en estrella. Al instante, la rebeldía de los futbolistas les obligaba a hacer caja para acabar con una situación que era insostenible. Ahora, otra camada de estrellas amenaza con esfumarse si no logran retenerlas. Pulisic, Weigl, Sancho, Sergi Gómez... todos han llegado a Dortmund en busca de minutos de primer nivel con la intención de dar el salto a un club mayor en unos años.
Es precisamente lo que intentará frenar el Borussia Dortmund para dejar de ser el club trampolín de los grandes y poder asentarse entre los más atractivos de Europa.