La polémica estaba servida. La aparición de ocho pegatinas con la cara de Anne Frank vistiendo una camiseta del Barcelona en la zona visitante del estadio de Montilivi, horas después del duelo entre Girona y Espanyol, llevaron la indignación una vez más al fútbol español.
El Espanyol tardó en reaccionar, pues quizá esperaba la confirmación de que los responsables realmente nada tenían que ver con su grada de animación, pero ha terminado haciéndolo, de forma enérgica.
El club 'perico' ha condenado lo sucedido. "Nuestro club siempre ha defendido los valores de la tolerancia y el respeto y condena enérgicamente cualquier vinculación con acciones antisemitas o de cualquier otro tipo o que atenten contra los derechos fundamentales y el respeto cultural, político o étnico", explica, en un comunicado oficial.
9 de abril de 2019
También ha asegurado que se personará como acusación una vez se aclaren las responsabilidades por lo sucedido. "Nos presentaremos como acusación junto con las investigaciones que pudieran realizarse por parte del cuerpo de Mossos d’Esquadra para el esclarecimiento de los hechos mencionados inicialmente y que pudieran derivar en cualquier vinculación con la entidad", añadió.
La polémica surgió a raíz de la publicación de unas fotografías, realizadas al término del Girona-Espanyol, en las que se veía la citada pegatina, adherida en las gradas de la zona visitante de Montilivi, que horas antes ocupó La Curva, principal grupo de animación espanyolista.
El citado grupo rápidamente se desmarcó de la polémica, y el diario 'AS' aseguró que los responsables fueron cuatro individuos que, pese a tener entradas correspondientes a otro sector, fueron redirigidos a la grada visitante al lucir bufandas y camisetas del Espanyol.
Dichos individuos cometieron la imprudencia de fotografiarse, presumiblemente en la previa del duelo, luciendo los colores del club, pero también unos botellines de cerveza en los que habían pegado encima de la etiqueta la pegatina de la polémica.
La reacción de la entidad blanquiazul se produce después de que la Comunidad Judía Bet Shalom de Cataluña y la Asociación Catalana Contra el Antisemitismo (ACCA) denunciaran los hechos, que atribuyen a un grupo de aficionados ultras del Espanyol.
En un comunicado, las asociaciones instaron a la Fiscalía especial contra los delitos de odio, a la Federación Española de Fútbol y al Espanyol a actuar de oficio para investigar este suceso y a "tomar medidas contra los responsables del incidente".