Al Espanyol le gustan los pulsos. Con mente fría y pecho caliente, el conjunto 'perico' pasó como un avión por La Rosaleda, capitaneado por unos Embarba y Raúl de Tomás excelsos, que se explotaron su sociedad para dejar a un pobre Málaga en la lona.
Con el liderato en juego por la victoria del Sporting, el Espanyol supo qué hacer desde el primer instante: morder. Ante un Málaga dubitativo e impreciso, el equipo de Vicente Moreno imprimió un ritmo infernal que pudo dejar un marcador bien distinto muy pronto.
Embarba fue un puñal en la misma jugada del saque de centro. Le ganó la espalda a Matos, entró por línea de fondo y apareció para salvar el gol Juande. Y poco después, De Tomás erró un zurdazo de primeras por milímetros. Estaba en fuera de juego, pero era otro aviso más.
Al final, el tanto 'perico' llegó a los siete minutos de juego en una acción rápida. Lombán midió mal el salto y entre De Tomás y Embarba le hicieron el dos contra uno a un Escassi indefenso. El '11' asistió y el '23' armó un disparo cruzado y colocado desde la frontal al que no llegó Dani Barrio.
Precisamente el guardameta malaguista acabaría siendo clave para su equipo. Y es que pese a que el Málaga se asentó y tuvo alguna opción tímida a través de Jozabed o Chavarría gracias a varios robos arriba, el Espanyol emergió de nuevo en busca del 0-2.
Dani Barrio tuvo que hacer una doble parada en el 41' a un cabezazo de Melendo y el rechace de Raúl de Tomás, y sobre el pitido del descanso, volvió a intervenir para atrapar con buenos reflejos un nuevo remate de Melendo en una falta lateral puesta por Embarba.
El guión de la segunda mitad llevó el mismo camino, pero con más efectividad. Con la inercia de los primeros 45 minutos, el Espanyol quiso matar definitivamente el partido y vaya si lo hizo. Con esa marcha extra que solo los de Vicente Moreno tienen, engullieron a la defensa costasoleña.
Diego López sacó un balón en largo, Escassi lo tocó mal, Embarba la puso de vuelta al área y De Tomás cabeceó para dentro ante una defensa blanda. Todo, en cuestión de diez segundos, sin tiempo para pestañear. Un torbellino que cinco minutos después finiquitaba en el asunto.
Si el 0-2 llegó de De Tomás a Embarba, el 0-3 fue por el camino contrario. Darder colgó el balón desde la izquierda, Cristo no acertó a cortar y el pase de primeras del delantero lo remató su compañero a gol. Minuto 56 y partido completamente resuelto.
El resto fue manejar los tiempos para un Espanyol que afianzaba así su liderato. Ni los cambios, pese al ímpetu de los Cristo o Juan Cruz, cambiaron el sentido de un marcador cristalino y que evidencia la superioridad de este Espanyol con mimbres de Primera.