Everton y Bournemouth sólo se jugaban el honor, que no es poco, en Goodison Park. Ambos equipos ya pueden pensar tranquilamente en la próxima temporada, toda vez que están en tierra de nadie, sin posibilidad de descenser y tampoco de llegar a Europa.
Cuando dos equipos no se juegan nada, suelen verse muchos goles y el partido empezó muy prometedor en ese sentido. Antes de los diez minutos, ya se habían visto dos goles, uno por cada equipo.
Cleverley logró el primer gol para los locales tras recibir el balón en el borde del área, recortar y perforar la meta de Boruc. Un minuto duró la alegría en el Goodison Park, lo que tardó Pugh en plantarse frente a Howard y batirle en el mano a mano.
El partido se enfrió en cuanto a goles, ya que sólo se vio uno más, el que marcó Baines ya en la segunda parte, al aprovechar un buen centro de Lennon para dejar la victoria en Liverpool.