El futuro del Chelsea: de iniciar la era de los magnates a un panorama complejo

Puede consultar la versión completa en PDF de este informe aquí
Millonarios ha habido prácticamente siempre en el mundo del fútbol, pero el desembarco de los grandes ricos en este deporte no se podría entender en el siglo XXI sin el aterrizaje de Roman Abramovich en el Chelsea. El ruso cambió las reglas del juego cuando adquirió el equipo 'blue' y se puede constatar que el mercado de traspasos ya nunca fue el mismo desde el momento en el que empezó a invertir grandes fortunas por futbolistas que prometían mucho pero aún no habían demostrado prácticamente nada. Los 24.5 millones de euros pagados para fichar a Duff o los 20 desembolsados para atar a Paulo Ferreira parecen una cifra adecuada en 2022, no así hace casi dos décadas.
Independientemente del rendimiento ofrecido por cada adquisición posteriormente, los clubes vendedores entendieron que podían forzar mucho más la máquina e, indirectamente, colaboraron a que la inflación en el mercado creciera de forma notable. Aún hoy, cuando estamos cerca de alcanzar el primer cuarto del siglo XXI, los efectos de la llegada al mundo del fútbol de estos mandatarios son más que evidentes y basta con comparar los últimos fichajes de Abramovich -Lukaku (113 millones), Havertz y Kepa (80 millones)- con los más caros de sus primeros cursos -Drogba (38.5 millones) y Essien (38 millones)- para comprobar que el precio de los futbolistas prácticamente se ha triplicado en estas dos décadas.
Abramovich abrió un camino que luego siguieron Mansour Al Nahyan en el Manchester City y Tamim Al-Thani en el PSG. Los más de 2.340 millones de euros desembolsados por el ruso siguen sin encontrar réplica por parte de estos otros dos maestros del gasto, aunque parece cuestión de tiempo que ambos terminen superando su inversión. El propietario del City arrancó su historia en el equipo del Etihad en la campaña 2008-09 y ya lleva gastados más de 2.145 millones de euros y el PSG, presidido por Al-Khelaïfi y que tiene en su haber los 2 fichajes más caros de la historia, ha invertido en el PSG desde el año 2011 más de 1.405 millones de euros.
El dueño del Manchester City está a la cabeza en gasto por temporada con una inversión de 153.23 millones de euros por cada curso que ha estado en el Etihad, una cifra que supera los 127.78 millones de euros invertidos de media por el PSG y, de forma sorprendente, los 123.19 que ha gastado en promedio un Abramovich que es el que menos ha invertido si se reparte el gasto entre todas las campañas de estos oligarcas al frente de los equipos.
En lo referente a la inversión por cada título, los 27 trofeos del PSG le permiten a Al-Thani ser el que más ha rentabilizado el gasto. Cada 52.06 millones de euros, el mandatario ha levantado un trofeo, aunque hay que tener en cuenta que 8 de ellos han sido Supercopas y que todavía no se ha estrenado en el apartado internacional. Sí que lo ha hecho Abramovich con el Chelsea, equipo con el que ha conquistado 2 Champions League, 2 Europa League, 1 Supercopa de Europa y 1 Mundial de Clubes. Es cierto que, con un gasto de 111.46 millones de euros por cada título, el ruso presenta peores números, pero no se puede obviar que los suyos tienen mucho mayor peso.
Al Nahyan, dueño del City, no solo es el que más ha gastado por cada curso, sino que también es el que menos rendimiento en cuanto a trofeos le ha sacado a su inversión. Cada 134.07 millones de euros gastados el equipo celeste ha levantado un título, pero, como Al-Khelaïfi, el presidente Al Mubarak aún está por estrenarse en la escena internacional. En el caso del magnate del City, la feroz lucha entre los grandes de Inglaterra le ha dificultado enormemente replicar el ritmo ganador del PSG y sigue teniendo la obra de Abramovich en el Chelsea como el ejemplo perfecto de cómo triunfar ya no solo en las islas sino, sobre todo, de puertas afuera.
En lo referente al ruso, no solo sus títulos tienen mucha más repercusión, es que también ha sabido encauzar mucho mejor las altas y bajas dentro de la plantilla. Aunque ha gastado los mencionados más de 2.340 millones de euros, también ha sacado más de 1.288 millones fruto de las ventas, una media de 67.82 millones de ingresos por cada campaña. La cifra casi duplica los 707.89 millones de euros obtenidos por el City -50.56 por temporada- y prácticamente triplica los 455.25 millones de euros que el PSG ha sacado por sus ventas desde que Al-Thani puso a Al-Khelaïfi al frente del equipo -41.39 por curso-.
Finalmente, ateniéndonos al balance entre el gasto y los ingresos, Abramovich también ha sido un ejemplo de gestión para estos otros dos grandes propietarios. Cada temporada con él a los mandos, el Chelsea ha limitado las pérdidas a 55.37 millones de euros entre lo gastado y lo ingresado. La cifra es mucho menor que la de Al-Thani, que tiene un menoscabo de 86.4 millones de euros por curso entre las compras y las ventas, en tanto que Al Nahyan ha acabado con una merma de 102.66 millones de euros de media en el balance entre las compras y ventas de cada una de sus temporadas al frente del Manchester City.
Nada hacía presagiar a comienzos de temporada en Stamford Bridge que el curso iba a acabar con un nuevo dueño y el punto final a 19 años de éxitos bajo el abrigo de Roman Abramovich. Todo se precipitó el día 24 de febrero, cuando Rusia tomó la decisión de invadir Ucrania y dio comienzo así una guerra que ha tenido consecuencias p´racticamente inminentes en las oficinas de la entidad londinense. El mundo del fútbol, siempre tan propenso a establecer conexiones entre un gran acontecimiento y el propio deporte, enseguida apuntó hacia el propietario del Chelsea, gran amigo del presidente ruso Vladimir Putin. En un giro de guion que nadie esperaba, Abramovich, seguramente en un intento a la desesperada de evitar sanciones para el club, decidió hacerse a un lado y cedió la gestión a la Fundación del Chelsea. La última gran decisión de su mandato.
Acto seguido, confirmó que ponía en venta el club inglés, al que llegó el mes de junio de 2003 y en el que cumplía 19 campañas como propietario. "La venta del club no será acelerada, sino que seguirá el proceso habitual. No pediré que se me devuelva ningún préstamo", aseguró un Abramovich que confirmó que los beneficios que obtenga por la venta los donará a la Fundación del club. No le faltarán ofertas, pues hablamos del vigente campeón de Europa y de un equipo que ha demostrado estar en disposición de pelear por todos los títulos durante los próximos años. Un conjunto saneado y con un futuro prometedor, en las antípodas del gigante durmiente que encontró a su llegada a Londres.
El Reino Unido no permaneció ajeno a todo el revuelo y el primer ministro Boris Johnson sancionó con firmeza tanto al magnate ruso como al propio conjunto 'blue'. Roman Abramovich no podrá viajar por el territorio británico y todos sus activos han sido congelados hasta nueva orden. En cuanto al Chelsea, se le prohibió la venta de todo tipo de merchandising -incluso de entradas-, así como la transferencia de futbolistas o la firma de nuevos contratos. Estas últimas sanciones llegarán a su conclusión a final de temporada, cuando se confirme el cambio de manos del club y se compruebe que Abramovich ya no tiene nada que ver con las oficinas de Stamford Bridge, pero tienen atado de pies y manos al equipo de cara a llevar a cabo adecuadamente la planificación del curso venidero.
Tras la precipitación del conflicto rusoucraniano, el oligarca ruso se ha visto obligado a abandonar Londres, el Reino Unido y hasta la Unión Europea. Ha encontrado cobijo en su país, desde donde ya han aparecido rumores de compra de algún club turco, algo para lo que primero tiene que desligarse completamente del Chelsea.
En cuanto al equipo 'blue' que deja en herencia, se trata ya de uno de los principales clubes del planeta, hecho refrendado por los títulos en la Champions League, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes, y por las múltiples finales que acumula en Inglaterra en los últimos años. Pese a que la Premier está muy complicada por el bache de diciembre y enero, el Chelsea aún confía en levantar la Champions, donde repetirá ‘coco’ en los cruces, un Real Madrid al que neutralizó por completo en la eliminatoria del pasado año.
Uno de los principales problemas que se ha encontrado el club londinense tras el anuncio de venta por parte de Abramovich es la sanción que impide al equipo ofrecer renovaciones o acometer fichajes. Como en su momento no cerró las de Rüdiger, Azpilicueta o Christensen, el Chelsea tiene un papelón con estos futbolistas que acaban contrato en este 2022 y son miembros importantes de la plantilla. Al danés se le da por prácticamente fichado en Barcelona, mientras que el capitán también le interesa al conjunto azulgrana. Rüdiger tiene muchas ‘novias’, pero aún no se ha concretado su futuro. El Chelsea empieza a hacerse a la idea de que va a perder a los 3 en unos meses.
En el siguiente escalón contractual están Thiago Silva, futbolista más veterano de la plantilla, Marcos Alonso, Barkley, Jorginho, Kanté y Bettinelli, que acaban contrato en 2023. El verano, una vez al Chelsea le levanten la sanción después de que se produzca el cambio de manos en la propiedad, parece el momento propicio para que en Stamford Bridge decidan renovar o vender a estos futbolistas antes de que se vayan gratis en poco más de un año. Menos urge resolver el futuro de Kovacic, Loftus-Cheek, Kenedy, Pulisic, Mount y Hudson-Odoi, quienes acaban contrato en 2024, y de Ziyech, Kepa, Werner, Mendy, Chilwell, Havertz, Sarr y Reece James, que finalizan su relación contractual con el Chelsea en 2025. Finalmente, Lukaku y Chalobah son los que tienen más años de contrato por delante (hasta 2026), si bien el belga no ha ocultado su deseo de volver a salir del club ‘blue’ una vez más por sus problemas de adaptación.
En cuanto a los cedidos, el Chelsea debe decidir qué hacer con un Saúl Ñíguez que no ha terminado de cuajar y parece que volverá al Atlético de Madrid. Además, en el barrio de Fulham tienen fogueándose en otros clubes a Ampadu (2024), Gilmour (2023), Broja (2026) o Gallagher (2025) y estos dos últimos tienen grandes opciones de quedarse en la plantilla dadas las circunstancias actuales. De menos opciones de seguir como ‘blues’ disponen los Emerson (2024), Baba (2024), Miazga (23) o Drinkwater (2022), también cedidos a otros equipos y que parece que abandonarán el club.
Tras invertir únicamente en el fichaje de Lukaku en 2021 y teniendo en cuenta que irá a contracorriente en el próximo mercado de traspasos por la sanción, el Chelsea dará especial importancia a la actual plantilla, que ya de por sí es amplia, y tendrán más cancha igualmente los formados en casa que las altas. Esa ya fue, en parte, una estrategia seguida el pasado verano, cuando el equipo ‘blue’ priorizó las ventas y se desprendió de los Abraham, Zouma, Tomori, Zappacosta, Moses, Bakayoko, Giroud o Guéhi, de ahí que los jóvenes que están cedidos a otros clubes cuenten con más opciones de quedarse al regresar a Stamford Bridge al final de esta campaña.
Entre los futbolistas que cuentan con más opciones de marcharse traspasados, al margen de un Lukaku que incluso reconoció en público que quería volver a Italia, están Ross Barkley, Loftus-Cheek, Sarr o Kepa. El guardameta, fichado como gran estrella hace algunos cursos, sigue estando a la sombra de Mendy en la portería de Stamford Bridge y podría buscar una salida para no seguir perdiéndose los mejores años de su carrera en el banquillo.