Los espectadores de Son Moix pudieron ver al Getafe en acción este domingo y, pese a la derrota, pudieron disfrutar de un entrenador que lo tiene todo bajo control. Se llama José Bordalás y dibuja los partidos a la perfección.
Ni por el desgaste físico de Ámsterdam el Getafe perdió su esencia. Es una maquinaria perfecta que trabaja al unísono para asegurar solidez defensiva y control en el centro del campo... el resto ya llegará, y así fue: el Getafe aguantó el tipo hasta dar el paso definitivo para golpear a su rival.
Pero que el Getafe firmara un gran partido en líneas generales no quiere decir que el Mallorca no haya decepcionado. Una cosa no quita la otra. Y es que un equipo que se está jugando tanto -en este caso, el descenso-, debe tener mayores argumentos ofensivos que los propuestos en su casa, donde, además, se supone que es infalible.
Budimir tiene excesivo peso en este Mallorca. El croata fue baja por unas molestias musculares y Cucho ocupó su lugar de '9', acompañado en banda por Lago Junior y Take Kubo. Entre Damián y Olivera se encargaron de finiquitar los intentos de llegada del Mallorca, que tiene en sus extremos su principal baza ofensiva.
El guion de partido estuvo escrito desde antes de salir al campo. Bordalás lo tenía claro. El Getafe debía hacer largo el choque, dosificarse, ya que llegaba de un esfuerzo notable ante el Ajax, al que eliminó el jueves para dar el paso a los dieciseisavos de la Europa League.
Al estilo Homer Simpson en un ring de boxeo, el Getafe se dedicó a cansar al Mallorca en el primer tiempo, a agotarlo después de sus continuos choques con una pared. Los nervios por el descenso fueron creciendo para los locales y fue ahí, tras el paso por vestuarios, cuando el cuadro madrileño decidió empujar y atosigar a los baleares en su área.
Y el golpe de efecto llegó en el 67'. Antes, Etebo gozó de las dos mejores oportunidades del partido, una de ellas muy bien desbaratada por Manolo Reina. Pasada la hora en Son Moix, un gran envío de Kenedy fue conectado por Maksimovic en el corazón ante la ausencia de rigidez en la zaga del Mallorca.
Vicente Moreno buscó cambiar el partido con los cambios. No lo consiguió. Al margen de algunos buenos centros y jugadas personales de Kubo, el peligro sobre la meta de Soria fue inexistente. De hecho, la mejor oportunidad en los minutos finales fue para el Getafe en su búsqueda del 0-2. Pero no le hizo falta, Bordalás ya lo tenía todo pensado para ganar y volver a Champions.