Había algo más que tres puntos en juego en Granada. Andaluces y gallegos peleaban como rivales directos por el ascenso, ya sea por la vía rápida o el 'play off'. La igualdad se presumía absoluta.
Y así fue. El Granada quiso llevar el timón del partido desde el primer minuto, pero el Dépor se resistió a hacer de actor secundario esta tarde. Las ocasiones se sucedieron en ambas áreas, pero el gol no terminaba de llegar.
Casi a la media hora de juego el conjunto local dispuso de una ocasión de oro, pero el larguero evitó que Martínez hiciera el 1-0. Poco después, al Dépor le anulaban un gol por falta previa.
La primera parte, cargada de nervios y tensión, terminó sin goles, algo que Quique se encargó de enmendar al poco de iniciarse el segundo periodo.
Falló la defensa del Granada. Un mal despeje pegó en Fede Cartabia y le cayó a un Quique que no tuvo reparos en fusilar a Rui Silva para adelantar al Dépor en Granada.
El tanto espoleó al conjunto 'nazarí', que se volcó con más corazón que cabeza en busca del empate. Y lo terminó logrando, tras mucho insistir, en el minuto 80. Pero entonces todo cambió.
Porque el tanto fue anulado por mano previa. Puertas había marcado, pero el tanto no subió al marcador. Sus protestas y las de Rodri fueron el vano, y sólo sirvieron para ver sendas amarillas.
No fueron las únicas. El Granada se había desquiciado, y el colegiado empezó a amonestar a diestro y siniestro. Adrián Ramos, en el banquillo desde el 55', también fue amonestado por protestar. Aarón Escandell, el portero suplente, directamente fue expulsado.
El Granada, aún más enfurecido por lo sucedido, encajonó al Dépor en su área en la recta final, pero el oficio de los gallegos les permitió retener el triunfo. Rodri, a cuatro del 90', tuvo una clarísima ocasión que Dani Giménez desbarató.
El tiempo de alargue fue aún más loco. Quini, en el 92', vio una amarilla que, como la de Ramos, le acarrea sanción para el siguiente partido, y Nahuel, en su segundo partido como jugador del Dépor, vio la roja directa por una agresión.
El Dépor respiró aliviado tras el pitido final. Habían sumado los deportivistas tres puntos vitales ante un rival directo, lo que les servía para alcanzar, quizá momentáneamente, la tercera plaza, y tener el liderato a sólo tres puntos.