Otra vez se quedó con las ganas el Ibiza. Con ganas de celebrar un nuevo triunfo que suelte toda la rabia y frustración contenida por la mala dinámica en Liga y convierta en una fiesta que rearme el equipo para luchar por la salvación.
Y es que, en la mayoría de las ocasiones, solo con ilusión no basta. El Villarreal B fue muy superior, pero el ahínco de los visitantes por salir a la superficie invitó a creer al aficionado con que los de Anquela podían sacar algo positivo.
Cierto es que el 'submarino amarillo' no tuvo su mejor encuentro en cuanto a eficacia de cara al gol se refiere. Además, Fuzato también puso de su parte para evitar que la pelota se colase al fondo de la red.
Álex Forés fue uno de los más activos de su equipo en las llegadas por su banda. No obstante, la falta de puntería y las buenas intervenciones del meta rival dejaron al 'submarino amarillo' sin premio, al menos, en los primeros 45 minutos.
El comienzo del segundo tiempo ofreció una nueva cara del Ibiza. Mucho más participativo y como mayores ocasiones sobre la portería de un, hasta ese momento, desapercibido Jörgensen.
Pero como casi siempre suele pasar en este tipo de guiones, fue el que menos estaba generando el que acabó llevándose el gato al agua. el Villarreal B se adelantó en el minuto 55 por mediación de Diego Collado tras el centro de Tasende y la salida en falso de Fuzato, al que se le escapó el esférico.
Esto fue un auténtico jarro de agua fría para la moral de los visitantes, que no desistieron en su intento de lograr el empate. Castels tuvo en sus botas la más clara, pero confirmó que no era el día. Jörgensen se hizo grande bajo los palos y evitó el 1-1.
Los cambios dotaron de aire fresco al conjunto de Anquela, que se vio con la posibilidad real de acabar con la mala suerte cuando De la Fuente vio la segunda amarilla y se marchó al vestuario antes de tiempo.
Pero el guion de este encuentro ya estaba escrito y el marcador ya no se movió más. De hecho, estuvo a punto de hacerlo, pero para el lado local. Lozano tuvo en sus botas un penalti para aumentar la ventaja, pero Fuzato, en dos tiempos, evitó males mayores. No obstante, el verdadero mal del Ibiza sigue presente y continúa sumido en el abismo del descenso.