Alegría y tristeza a partes iguales en un duelo que será recordado por los siglos de los siglos en Japón. El Kashima Antlers se ha metido en la final del próximo domingo con un juego de posesión y posición dignos de la élite.
Desde el primer minuto, los jugadores dirigidos por el técnico Masatada Ishii eran conscientes de que sus posiblidades pasaban por dejarse la piel en un césped que ha sostenido las rodillas de un Atlético Nacional que puso toda la carne en el asador, pero, finalmente, el suculento premio cayó hacia el lado japonés.
Entre un vaivén de jugadas, el partido no encontró un dominador claro hasta el primer zarpazo del Kashima. Un saque de falta desató la polémica e hizo que el colegiado tuviera que hacer justicia consultando la jugada a través de la televisión. La historia comenzó a gestarse al ser la primera vez que se emplea esta técnica para una decisión en pleno partido. El mandamás observó un penalti claro gracias al VAR y el Kashima pudo hacer el primer arañazo.
Pero Atlético Nacional intentó taponar su rasguño golpeando el marco de un Sogahata que se elevó hasta los cielos para pedir la ayuda de los santos. Hasta un total de cuatro veces, el larguero evitó el empate y la remontada del conjunto colombiano. Mosquera y Berrío se desesperaban al ver que el fútbol estaba de parte del Kashima.
La sentencia llegó en el último suspiro
Había posbilidades para Atlético Nacional, pero el Kashima bailaba sobre un terreno de juego que logró hacerlo pequeño cuando los colombianos tenían el esférico. Los metros y los nervios se comían al equipo de Reinaldo Rueda.
En el último suspiro, Endo y Yuma clavaron la bandera del Kashima en el corazón de Atlético Nacional y luego la llevaron hasta ponerla en la final del próximo domingo. El fútbol fue justo y el conjunto japonés es claro candidato a llevarse el Mundial de Clubes. De antología.