En los últimos encuentros, el Sevilla había sufrido una tremenda transformación. Machín había pasado de cuestionado a héroe. Los jugadores que antes no valían ahora volaban. Y se habían acostumbrado a flotar en la nube. Por eso, la remontada del Krasnodar sentó tan mal.
El encuentro estaba a favor y bien encarado para los hispalenses, pero no cerrado. Y ello quedó claro a menos de 20 minutos para el final, cuando Mauricio Pereyra apareció dentro del área para no desperdiciar un balón suelto. Definió ante Vaclik y devolvió las tablas.
Para más inri, el atacante uruguayo solo llevaba tres minutos en el terreno de juego, acababa de entrar en lugar de Kabore.
Previamente, Nolito había puesto por delante a los pupilos de Pablo Machín con una acción con algo de fortuna.
Pero el mal rato no se iba a quedar ahí. A solo dos minutos para la finalización, una falta reboteada desde el larguero y prolongada de cabeza cayó en las inmediaciones de Okriashvili. El georgiano tiró de una chilena poco ortodoxa, pero más que efectiva para conseguir una sorprendente remontada.
Y es que el Sevilla se presentaba en campo del Krasnodar con una gran racha, pero la de los rusos tampoco era mala: cinco triunfos consecutivos entre Liga y Europa League.