Hace no muchos días nos enteramos de que Borring se había negado a jugar con un compañero por tener relaciones con su esposa. Pues la historia ha dado el giro de timón definitivo, ya que Borring ha conseguido firmar la rescisión de su contrato por voluntad de las dos partes.
El entrenador del equipo había pedido empatía con su situación y el club ha intentado ayudarlo, pues, según reconció el propio jugador, estaba muy dolido con la situación. A Borring, ahora, le toca buscar equipo... y pareja.