Sin piedad. Al Liverpool le dio igual que el invitado a Anfield fuera un mito, una leyenda como Rafa Benítez. Su Newcastle se presentó con ganas de dar batalla, de vender cara su derrota. Pero este Liverpool es una máquina de hacer goles, de destrozar a su rival. Así llegó un nuevo triunfo, este con premio extra.
Porque el City se dejó los tres puntos en su visita al Leicester. Fue remontado y terminó al borde de un ataque de nervios, expulsión incluida de Delph. Es la viva imagen de un equipo que se ha encontrado un competido como hacía tiempo que no tenía.
Este Liverpool suma 16 victorias y tres empates en 19 partidos. Solo ha recibido siete goles y ha marcado 43. Klopp ha armado un grupo capacitado para luchar por todo y para, en encuentros 'cómodos' como el del Newcastle, sacar el mazo y golear sin pudor.
Abrió la lata Lovren en el minuto 11, hasta los centrales se apuntan a la fiesta. Acumuló ocasiones y saques de esquina el Liverpool, apenas compareció el Newcastle por las barbas de Alisson. Sin embargo, el segundo no llegó hasta el segundo acto.
Fue Salah el que puso tierra de por medio transformando un penalti cometido sobre él mismo. Fue la puntilla definitiva para Benítez y los suyos, que perdieron el rumbo en el encuentro y acabaron recibiendo hasta dos goles más.
Shaqiri, en un estado excelso de forma, elevó el 3-0 antes de que Fabinho, después de una jugada a balón parado, pusiera la puntilla con el 4-0. Otro recital 'red', otros tres puntos más. Ya son seis de ventaja sobre el Tottenham y siete con el City.