No ganan los gallegos desde la jornada 5, cuando se produjo la única victoria del plantel esta campaña y fue sobre el Fuenlabrada en casa. Desde entonces, empates y derrotas han colmado el casillero de la escuadra, que no levanta cabeza por mucho que lo intente.
En la temporada pasada, este récord ya se rompió, pero se ha vuelto a superar este año por el bajo nivel que está mostrando el plantel. Se trata del peor arranque desde el ascenso de 2012, cuando tampoco hubo unos resultados halagüeños.
El balance por ahora es de una victoria, siete empates y una derrota, lo que ha colocado al equipo en la plaza 19 de la Segunda División, es decir, en puestos de descenso. El objetivo claro es la permanencia y, por ahora, no se está consiguiendo.
El rayo de esperanza que se proyecta sobre los jugadores es que no se ha caído en la mayoría de los compromisos. La tónica general es de firmar las tablas, pero no de claudicar. Es una tendencia a la baja, pero que al menos permite rascar puntos que quizá sean clave en el futuro.