El Málaga desciende y dice adiós al fútbol profesional 25 años después

El Málaga ya es equipo de Primera Federación. El conjunto de Sergio Pellicer firmó su descenso matemático en Mendizorroza tras una desastrosa temporada que se adornó levemente con una reacción final que, sin embargo, no supuso premio alguno para los andaluces. La derrota ante el Alavés y el empate del Sporting ante el Eibar en Ipurua sacaron a los 'boquerones' del fútbol profesional 25 años después.
En la temporada 1997-98, el conjunto malacitano dejó atrás la Segunda División B tras una agónica liguilla de ascenso en la que logró el billete para Segunda con una goleada necesaria y épica ante el Terrassa. Y desde entonces, ha militado en las 2 categorías más altas del fútbol español. Hasta hoy.
El Málaga, curiosamente, aspiraba a todo lo contrario en verano. Y es que el club blanquiazul puso toda la carne en el asador para regresar a Primera División. Firmó a jugadores de renombre como Rubén Castro, Álex Gallar o Aldred N'Diaye, además de incorporar a otros futbolistas contrastados como Esteban Burgos, Unai Bustinza o Fran Sol y de hacerse en propiedad con Aleix Febas.
Pablo Guede fue el elegido para capitanear la nave malaguista. El argentino, leyenda del club como jugador, fue el encargado de coger las riendas del equipo en las últimas semanas del curso pasado. Imprimió carácter al vestuario y aprovechó su pasado como héroe en el verde para conectar con la grada. Manolo Gaspar, director deportivo, puso en sus manos un ambicioso proyecto que ha acabado con los dos fuera de La Rosaleda y con esta histórica plaza sumida en la tercera categoría del fútbol nacional.
Todos hablaban de ascenso en verano en una ciudad que poco tardó en ir olvidando esa palabra. Ya en verano surgieron dudas por los resultados y lo visto en pretemporada. Y el equipo empezó el curso con una derrota (1-0) en Burgos, pero la cosa empezó a titubear seriamente ya en la segunda jornada, con una dolorosa goleada de Las Palmas en La Rosaleda (0-4).
En la tercera fecha, el equipo pareció desquitarse y apareció el primer gol de Rubén Castro, las primeras asistencias de Gallar y, sobre todo, la primera victoria del curso. Vencieron los blanquiazules por 1-3 ante el Mirandés, pero aquel triunfo no fue más que un espejismo.
Desde entonces, el equipo encadenó una serie de malos resultados que acabó con Guede cesado cuando solo se habían disputado 6 jornadas. Tras la victoria ante el Mirandés, llegaron 3 derrotas seguidas que sepultaron al argentino. El equipo cayó ante Albacete (1-2), SD Huesca (1-0) y Tenerife (3-1). Y después de ese último tropiezo, Guede fue despedido y llegó Pepe Mel.
El equipo notó ciertas mejorías, sobre todo en el orden defensivo, si bien el preparador advirtió de que faltaban cosas. Guede tuvo una plantilla muy adaptada a una idea que no cuajó y que, además, dejó rémora en el plantel en cuanto a efectivos y perfiles de cara al futuro. No había apenas extremos y el equipo solo contaba con 2 laterales, Juanfran y Javi Jiménez, ambos en muchas de las fotos de los goles en contra del conjunto blanquiazul.
En el plano defensivo, el Málaga mejoró con Mel y sumó 3 empates seguidos con solo 1 gol en contra y, tras perder en Leganés (1-0), llegó la primera victoria del curso en casa, cuando se impuso por 3-2 al Lugo. Pero hasta en esas se vio lo que iba a sufrir un equipo que iba ganando 3-0 en el añadido y que acabó pidiendo la hora.
Pero los blanquiazules no terminaban de despegar. Es cierto que casi siempre competían y que no eran superados por los rivales, pero empezaron a aparecer errores puntuales cada semana que terminaban lastrando a los de Martiricos. 2 derrotas seguidas terminaron con Manolo Reina, portero titular, en el banquillo en favor de un Rubén Yáñez que ya no soltaría ese rol.
Además de Reina, los Javi Jiménez, Juanfran, Burgos o Genaro, entre otros, fueron señalados por la grada. El equipo empezó a perder puntos por errores garrafales o por expulsiones que mermaron, semana sí y semana también, a un equipo que se empezaba a hundir en la clasificación.
5 partidos después de vencer al Lugo, el cuadro malacitano volvió a ganar (1-0 en casa ante la Ponferradina) antes de perder en el campo del Levante y empatar en casa frente al Granada. No parecían malos resultados por la entidad de los rivales, y esta tendencia, después de un 1-1 en Ibiza, siguió al ganar al Alavés por 1-0 en La Rosaleda el 18 de diciembre.
El Málaga se fue al parón navideño penúltimo, aunque solo a 2 puntos de la salvación. Pepe Mel mandó un mensaje de tranquilidad. Confiaba que, entre la mejoría y el mercado invernal, el equipo saldría del descenso "a finales de enero". Pero el que salió a finales de enero fue él del banquillo. El día 25, después de que el Málaga sumase 2 puntos de 9 en 2023,
Sergio Pellicer, otro viejo conocido, fue el elegido para intentar salvar al Málaga. Se estrenó con un 0-0 en casa ante el Sporting, pero el 0-1 en casa ante el Oviedo, rival directo en ese momento, frenó una mejoría que empezó con Mel y que siguió notándose en los partidos sucesivos. El conjunto andaluz estuvo cerca de dar un golpe encima de la mesa en Albacete, donde ganaba 1-2 hasta una inocente expulsión de Luis Muñoz que invitó a la remontada local.
Se repuso el Málaga, que empezó a jugar finales cada semana y comenzó a acercar posturas con una grada que respondió más que nunca. La Rosaleda se llenó en varias ocasiones y vivió recibimientos, fiestas, cánticos y colores en las fechas más difíciles que distan mucho de la categoría a la que se acaba de ir su equipo.
Ganaron los blanquiazules al Zaragoza por 3-0 y perdieron en Granada con un gol en el añadido tras un error de bulto de Genaro, jugador que desapareció de los onces en la recta final. Aunque antes fue expulsado en el encuentro ante el Racing, uno de los grandes varapalos que sufrió el vestuario. El partido acabó 0-1 para los cántabros y la permanencia se iba a 10 puntos.
Cuando todo ya parecía perdido, el Málaga se empeñó en seguir coleando. Empató a 2 en Las Palmas, a 0 ante el Levante y derrotó por 2-0 al Leganés en un estadio blanquiazul que se sumó al "Sí, se puede". Sin embargo, se enfrió la reacción con la derrota por 1-0 en Andorra antes del acelerón estéril, con 3 victorias seguidas frente a Villarreal B, Cartagena y Lugo, con 2 desplazamientos masivos de la afición.
Pero el partido ante la SD Huesca pareció significar la puñalada casi definitiva hasta la de este sábado. En otra fiesta de la fe, La Rosaleda lamentó un penalti fallado por Rubén Castro en la recta final. Se desvaneció el sueño, se quedó sin pilas la calculadora. Y ya todo fue a peor. En Ponferrada, el equipo cayó por 2-0 y entregó casi las armas a pesar del triunfo de la pasada semana contra el Mirandés. Hoy, el empate del Sporting en Ipurua y, sobre todo, la derrota en Vitoria devuelven al Málaga al barro un cuarto de siglo después.