La tragicomedia de Riazar sonaba a broma, a clasificación puesta al revés. Pero así es la actual cruda realidad del Deportivo y el Málaga, sepultados en la tabla por ser víctimas de sí mismos, de no haber sabido subir el año pasado. Y ahora la broma es mucho más pesada para los gallegos, desnudados por los de Víctor en su partido más completo.
El remake del 'play off' de ascenso no dio paso a dos equipos impotentes, todo lo contrario. No faltaron las ocasiones, aunque el Málaga tuvo más fútbol. Los mejores momentos del Dépor llegaron desde la necesidad de no descolgarse, ya con 0-1 en contra y viéndose con el agua al cuello.
Más de un gol y en ninguno en contra. Lo nunca visto esta temporada con los blanquiazules, a los que les sentó muy bien un elástico sistema que les permitió estar resguardados atrás sin renunciar al ataque.
De hecho, la primera mitad fue un monólogo malaguista. Los de Víctor, con un aplomo y confianza no vistos hasta la fecha fuera de casa, agarraron el balón y apocaron poco a los coruñeses a base de llegadas y sustos. A los cuatro minutos, Adrián, con su especialidad de cabeza, ya había avisado.
A los avisos de fogueo de Renato y Antoñín le siguió, a tres para el descanso, el tanto de Mikel Villanueva. Solísimo en el segundo palo pese a ser de los más altos, el central venezolano cruzó al segundo palo un córner rechazado previamente.
Se esperaba una rápida reacción en Riazor tras el descanso, pero el milagro fue que no cayera el segundo. Dani Giménez, portero de Marvel ante el Málaga, se lució ante el remate a bocajarro de Cristo.
Poco a poco, más a base de forzar saques de esquina, el Deportivo se fue despertando, aunque se dejó la puerta abierta y por ahí apareció el equipo de víctor para contragolpear. Renato Santos pudo haber acabado la incertibumbre con una gran volea que de nuevo convirtió al meta del Deportivo en Ter Stegen.
Los minutos finales fueron una ruleta rusa de pobres. Porque, por más que fueran claras las ocasiones, la pelotita no quería entrar. Especialmente fallón se mostró Sadiku, que tuvo dos manos a mano frente a Dani Giménez para haber ahorrado sufrimiento en el tramo final.
Longo, también en franca posición, pudo haberlo penalizado, aunque disparó con las mismas balas. A la tercera, Sadiku hizo bueno el refrán. También la grave e incompensible salida de Dani Giménez tras una tarde primorosa. Midió mal de cabeza y se la dejó en bandeja al albanés para que, también con la testa, marcara a puerta vacía y sellara la segunda victoria blanquiazul, que le saca del descenso y hunde al Dépor, tras once semanas.