El Chelsea atraviesa los días más delicados de los últimos años. Según 'Daily Mail', el club inglés está asumiendo que pronto entrará en números rojos si la situación no cambia radicalmente, ya que sus ingresos se han limitado notablemente.
Con ese paquete de sanciones del Gobierno británico, los 'blues' no pueden vender ningún tipo de material de 'merchandising', ni tampoco vender entradas en Stamford Bridge. Los beneficios solo llegarán de los derechos televisivos de la Premier League y de la Champions y FA Cup por pasar de ronda.
En Inglaterra subrayan el miedo que se ha instalado en el plantel de Tuchel por qué pasará en el futuro. El próximo pago que los futbolistas y el resto de trabajadores tienen que recibir se debe dar el 1 de abril, y hay cierto temor a que la directiva no consiga cuadrar las cuentas.
Mientras tanto, Tuchel quiere instalar a los suyos un mensaje de ambición deportiva para dejar a un lado todos los problemas extradeportivos. Este domingo, el equipo recibe al Newcastle en Londres (15.00 horas), en un choque clave para seguir instalado en los puestos de arriba.
El Gobierno analizará las solicitudes de rectificación del Chelsea en los próximos días, sobre todo para facilitar una venta de Abramovich que ha quedado paralizada por estas sanciones. El magnate ruso no se interpondrá en ese camino y ya comunicó que no se beneficiará económicamente para tratar de ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania.
Para adquirir la propiedad del Chelsea suenan empresarios en franquicias deportivas norteamericanas: Todd Boehly, copropietario de los LA Dodgers; el promotor inmobiliario londinense Jonathan Goldstein; la familia Ricketts, dueña de los Cachorros de Chicago, y el propietario de los New York Jets, Woody Johnson.