El Mirandés está viviendo en una nube en los últimos meses. Pase lo que pase ante la Real Sociedad, la Copa del Rey habrá escrito otra remesa de días gloriosos en Anduva. Pero por qué renunciar al sueño a estas alturas. Más aún cuando las circunstancias son propicias.
No solo porque ni Barcelona ni Real Madrid estén en la ecuación de las semifinales, sino porque los precedentes invitan a mantener la llama encendida. Y es que no hay que irse muy lejos para encontrar el último equipo en levantar la Copa de su país militando en su Segunda División.
El pasado 1 de mayo, el KV Mechelen dio la sorpresa en la final de la Copa Belga tras imponerse al Gent. Además, remontando. Se convirtió así en el segundo equipo de la segunda categoría en levantar el torneo, algo que solo había hecho el RC Tournai en la temporada 55-56.
Además, ser campeón le otorgaría pasaje directo para disputar la Europa League, y sin pasar por las rondas previas gracias al gran coeficiente de la federación española. Porque si los belgas no entraron en el bombo fue por una sanción tras ser acusado de amaños.
El Mirandés, pese a su modestia, podría jugar por los campos de Europa. ¿También si quedara segundo y el campeón obtuviera su boleto a Europa vía Liga? No. La UEFA cambió recientemente esa normativa; ese pasaporte extra recalaría en el séptimo clasificado de LaLiga en lugar de para los de Andoni Iraola.