Un Isco que siempre había sido indiscutible para Zidane se quedó en el banquillo en el partido más importante de la temporada liguera. Inexplicable...
Titular en la Supercopa de Europa frente al United, en la ida de la Supercopa de España ante el Barça, en la Liga contra el Atlético, en los dos choques de Champions frente al Tottenham y en la final del Mundial de Clubes contra el Gremio brasileño, pero suplente en el 'Clásico' de Liga. Pero, ¿por qué?
Porque Zidane se centró en Messi. La principal preocupación azulgrana del entrenador francés era el delantero rosarino y, para ello, necesitaba un hombre que le siguiera a todas partes, un acosador sobre el terreno de juego, un hombre como Kovacic.
Zidane sentó a Isco, el máximo creador de juego y peligro ofensivo actualmente en el Real Madrid, para poner a Kovacic, el vigilante de Messi. Y la jugada no le salió nada bien...