No corrían tiempos fáciles para Chile. Apenas dos años antes de la disputa del Mundial de 1962, un terremoto de 9'5 grados en la escala de Richter azotó el país.
Pese a todo, Chile se puso como meta celebrar ese Mundial. Costara lo que costara. "Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo", fueron las palabras de Carlos Dittborn, el responsable de la organización del Mundial en Chile.
Y lo consiguieron. En 1962, Chile era la anfitriona del Mundial. La ilusión y el hambre de los 16 participantes eran evidentes.
En esta competición estaban la Unión Soviética, Yugoslavia, Uruguay, Colombia, República Federal de Alemania, Chile, Italia, Suiza, Brasil, Checoslovaquia, España, México, Hungría, Inglaterra, Argentina y Bulgaria.
El sueño de todos era, cómo no, ganar el Mundial y firmar un gran torneo... Poco se imaginaban los 16 protagonistas que iban a ser testigos del Mundial más sucio de la historia.
Porque hubo mucho más que fútbol... las lesiones y la violencia echaron a un lado el deporte, convirtiéndose en protagonistas de la competición.
Cincuenta lesionados en cuatro días
Las cifras no mienten. Los dos primeros días se registraron un total de 24 bajas. En apenas cuatro días, un total de 50 futbolistas acabaron lesionados. Una media de más de doce jugadores en enfermería por día...
'BBC' documenta roturas de menisco, patadas en la cabeza que hicieron a más de uno perder la consciencia y obligaron a detener un partido durante cinco minutos, puñetazos, fracturas...
Uno de los choques más duros que se recuerda fue el Chile-Italia disputado el 2 de junio de 1962. Tal fue la violencia que ese partido pasó a la historia como 'la batalla de Santiago', puesto que allí fue donde se disputó el encuentro entre italianos y chilenos.
La 'BBC' definió el encuentro como "la más estúpida, espantosa, repugnante y vergonzosa exhibición de fútbol". Ahí es nada...
Porque además de la batalla campal en cuanto a la violencia, aquel encuentro se recordará también por el mal arbitraje vivido. Un 'combo' que hizo de aquel Chile-Italia un partido histórico... aunque no por buen fútbol y 'fair play' precisamente.
La FIFA tuvo que reunirse de urgencia
Pero ese no fue el único duelo violento. Anteriormente también pelearon literalmente sobre el césped la Unión Soviética y Yugoslavia, Alemania e Italia, Checoslovaquia y España o Argentina y Bulgaria.
Para que se hagan una idea, la brutalidad fue tal que, como bien nos recuerda la 'BBC', la FIFA llegó a reunirse para tratar el tema.
El Mundial siguió su curso (violencia mediante) y fue Brasil quien se llevó el premio. Su rival fue Checoslovaquia.
Con goles de Amarildo, Zito y Vavá por parte de la 'canarinha' y sólo uno de Masopust para el rival, Brasil levantó al cielo de Chile el Mundial.
Mauro Ramos, capitán, enseñó al mundo el último triunfo de Brasil... un Mundial que, sin embargo, será siempre recordado como el más sucio de toda la historia.