Siete goles fueron los que se vieron en el Diego Armando Maradona. Cuatro fueron del Nápoles y tres, del Crotone. Un Crotone que, pese a su condición de colista, no dio su brazo a torcer y por momentos soñó con rascar un punto.
Parecía que el partido se ponía fácil para el Nápoles, sobre todo porque en el 22' ya ganaba 2-0. Insigne adelantó a los locales en el 19', y tres más tarde Osimhen duplicaba la ventaja de los chicos de Gattuso.
Y ahí empezó el intercambio de golpes. Simy Nwankwo recortó distancias para el Crotone en el 25', y Mertens, en el 34', volvía a poner al Nápoles dos arriba con un excelente libre directo.
Así, con 3-1, se fue el partido al descanso, y tras el intermedio hubo una nueva dosis de locura. Porque de nuevo el Nápoles vio cómo el Crotone respondía, empujado por el también nigeriano Nwankwo Simy, potente delantero de más de dos metros.
El equipo visitante, precisamente gracias a Simy y a un gol del brasileño Junior Messias, logró remontar hasta el 3-3 al comienzo de la reanudación y provocó la furia de Gattuso, que no podía aceptar perder otros puntos ante equipos a priori inferiores, como ya ha ocurrido este año contra el Spezia, entre otros.
Fue necesario un potente zurdazo de Giovanni di Lorenzo, un lateral derecho, a falta de veinte minutos para el final, para lograr el 4-3 que le entregó al Nápoles tres puntos de enorme importancia en su lucha por regresar a la Liga de Campeones.