Este verano, el fichaje de Niko Kovac por el Bayern rompía con la política llevada a cabo por el club tras la salida de Heynckes en 2013. Llegaron tras su salida Guardiola y Ancelotti, dos técnicos mediáticos, y ahora lo hacía un entrenador de perfil bajo, conocido en Alemania por su gran labor en el Eintracht de Frankfurt, pero con poco peso en el fútbol europeo.
Se suponía que el croata iba a llevar a cabo una transición entre el Bayern que lo ganó todo en 2013 y uno nuevo, con futbolistas distintos, con hambre, y alejado de los Ribéry, Robben, Boateng... de los últimos años.
Tal renovación, sin embargo, no se produjo. Continuaron el 'oranje' y el galo, dos futbolistas ya en la última etapa de su carrera y que, si bien aún tienen nivel para jugar en todo un Bayern, son demasiado exigentes con sus minutos de juego. Hasta Neuer, intocable en los últimos años, ha dejado dudas con su desempeño en el Bayern y en la Selección en lo que va de temporada.
Lo que comenzó bien, con triunfo en la primera jornada de la Champions y un efímero liderato en solitario en la Bundesliga, pronto ha tornado en desastre. El Bayern acumula tres partidos seguidos sin ganar en el campeonato alemán y también sumó un inesperado empate en casa ante el Ajax en la competición europea.
Enseguida, las alabanzas tornaron en críticas y, al parecer, según desvela 'Sport', en la plantilla no han calado bien los nuevos métodos de Kovac. Demasiado acomodados los jugadores y también escasa cintura la del entrenador, que se comunica con sus ayudantes en croata, generando desconfianza en la plantilla.
Un descontento que la afición le hizo ver a Kovac en su comparecencia pública en un partido del Bayern de baloncesto, pitos ante los que el croata reaccionó como pudo.
Por suerte para él y para la hinchada bávara, el equipo sólo está a cuatro puntos del líder, el Borussia Dortmund, en Alemania, por lo que el desastre tiene fácil solución. El problema es que, dado el clima que hay en el equipo, la catarsis parece complicada.