No tuvo opción el Chelsea de vengarse de la derrota en la última final ante el Barcelona. El equipo inglés estuvo sometido por un Oporto mucho más fino a la hora de las transiciones, con más dominio de balón y, lo más importante, mucho más certero y voraz.
Fue un partido de etapas y los portugueses dominaron en casi todas ellas. Comenzaron algo mejor los ingleses hasta que Vieira, recién cumplido el primer cuarto de hora, aprovechó un pase de la muerte para colocar el primero en el marcador.
Tras el tanto y un aviso que Fabio Silva falló de manera inexplicable, se le empezaron a ver las costuras a un Chelsea con peligro delante pero no muy sólido en la parte trasera. El Oporto se creyó campeón desde muy temprano y comenzó su monólogo.
El descanso llegó sin más movimiento en el marcador que ese primer gol y poco después del paso por vestuarios, llegó la reacción londinense de la mano de Redan, que firmó el 2-1 en el minuto 53.
No obstante, el Oporto no quería sufrir y Queiros puso tierra de por medio de nuevo solo unos segundos más tarde al aprovechar dos rebotes dentro del área. A falta de un cuarto de hora, Sousa culminó tras una transición rápida y sentenció con el 3-1.
De esta manera, el equipo portugués recoge el testigo del Barcelona, último campeón. El Chelsea, por su parte, se queda un año más a las puertas del título que ya ganó en dos ocasiones consecutivas (2014-15 y 2015-16).