Lucchetti sufre una diabetes y tiene que inyectarse insulina cuatro o cinco veces al día. El acto de sacarse una gota de sangre para medir su nivel de azúcar se ha convertido en algo tan natural como el respirar para el arquero.
Su enfermedad terminó por aparecer debido a las infiltraciones de corticoides para poder superar lesiones o jugar con dolor. Este procedimiento aceleró la manifestación de su enfermedad. Tenía entonces 25 años. Y en lugar de acabar de su carrera, Lucchetti decidió enfrentarse a este desafío.
"El primer control lo hago al despertarme, después antes de almorzar, cuando me despierto de la siesta, previo a la cena y antes de irme a dormir. Son cinco o seis veces por día seguro, y me pongo insulina entre cuatro y cinco veces por día. A veces uso una que tiene efecto más rápido pero menos duradero y, otras, una más duradera pero que demora en activarse", señala sobre su día a día.
¿Y en día de partidos? "Me mido los valores antes del partido, en el entretiempo y cuando termina. Lo ideal es tener la glucemia en valores cercanos a 100, pero yo no puedo jugar un partido con menos de 200 o 250 por las alteraciones que se producen con la exigencia física y la adrenalina de la competencia", cuenta.
Pese a la aparente incomodidad, sigue siendo un pilar básico para Tucumán y, en una entrevista en 'Página 12', negó que sufriera problemas de visión por la diabetes. "La realidad es que jugamos más partidos de noche que de día. No le tengo que demostrar nada a nadie. Y quien tiene alguna dificultad en la vista la tiene de noche y también de día", zanja.
"Ahora disfruto el día a día del último tramo de mi carrera, porque amo el fútbol y me siento bien para seguir jugando", sentencia Lucchetti. Actualmente se encuentra lesionado del hombro izquierdo.