El secretario técnico del Girona, Quique Cárcel, tuvo que pronunciarse tras el despido del técnico Juan Carlos Unzué, aunque aseguró que era una rueda de prensa que nunca ha querido hacer.
Aseguró que el equipo llevaba "doce jornadas sin transmitir regularidad". "Creo que hemos llegado a tener tres o cuatro mini crisis y he visto que no íbamos en una línea ascendente", confesó.
Cárcel manifestó que el primero que tiene que estar "cuestionado" es él, ya que su "crédito se acaba" y quiere intentar demostrar al club que puede confíar en él y que es capaz "de revertir esta situación".
No se siente señalado por nadie, sino "por el fútbol". "Cuando la cosa estaba bien todo eran halagos, pero yo ya sabía que podía llegar este momento. Sé que la gente no está contenta", profundizó el secretario.
Respecto a lo visto sobre el terreno de juego, afirmó que no siente "que haya un nivel competitivo alto" y los jugadores son conscientes de que "son los primeros que deben dar un paso al frente".