Ganó el PSG, pero no por méritos, aunque en pretemporada, salvo que el partido sea muy desigualado, es difícil hacerlos. Enfrente estaba un Augsburgo que cumplió, y que sin duda no mereció perder (y desde luego no se sentirá derrotado).
La igualdad era máxima. Tanto el PSG como el Augsburgo alinearon una mezcla de veteranía y cantera, y sus técnicos esperaron expectantes a ver qué salía de esa combinación.
La filosofía de uno y otro estuvo presente, claro está, en sus equipos. Sabedor el Augsburgo de que el PSG iba a intentar mover la pelota y tener la posesión, se replegó y esperó a salir a la contra.
En consecuencia, el primer tiempo transcurrió así, con más ocasiones para los parisinos, pero más claras para los alemanes. Solo las buenas paradas de un Keylor Navas decidido a ponérselo difícil a Donnarumma evitaron que el Augsburgo se fuera ganando al descanso.
Tras el intermedio, los primeros cambios. Cambios que no sentaron nada bien al PSG, que cedió la iniciativa a su rival. Entonces ocurrió algo imprevisto. Fue el Augsburgo el que empezó a atacar haciendo uso de la posesión, y el PSG esperó a tener suerte en una contra.
Y la tuvo. Draxler finalizó una buena acción al contragolpe con la que los parisinos se plantaron en un visto y no visto en el área de Koubek. Sin embargo, el gol no allanó el camino a la victoria a los de Pochettino.
Porque el Augsburgo tardó apenas cuatro minutos en igualar la contienda, al cazar Niederlechner un balón suelto en el área tras un córner que la zaga parisina tuvo dificultades para despejarlo.
Con 1-1, cambios y más cambios. Y un partido que ya de por sí tenía un ritmo nulo definitivamente se enfangó. Solo cuando los parisinos estuvieron diez minutos seguidos con el mismo once sobre el césped y sus jugadores empezaron a conectar de nuevo, la balanza comenzó a desequilibrarse a su favor.
Buscaba el PSG el tanto del triunfo, aunque se arriesgase a conceder el de la derrota a la contra, y lo encontró en el último suspiro, en un córner a favor que no logró aprovechar, pero cuya segunda jugada la acabó metiendo en su propia portería Gouweleeuw, para desesperación de un Koubek que no pudo hacer nada ante un desvío que se coló por su escuadra izquierda.
Ganó el PSG, pero sin brillo. Tampoco se puede pedir mucho más a un equipo sin la mitad de sus titulares, aunque tuvo sobre el césped a Navas, Kehrer, Diallo, Gueye, Icardi o Draxler, además del prometedor Xavi Simons.