En el minuto 25 de partido, el Nápoles acudió a la presión con Callejón y Mertens. El balón cayó a los pies de Burdisso, que reculó hacia su portería en una decisión totalmente errónea.
El defensor argentino no quiso despejar el balón a banda ni ceder atrás hacia su portero, Mertens olió sangre y presionó aún más de lo que lo hacía.
Burdisso no lo vio y el belga, que justamente este domingo cumplía 31 años, metió la puntera de su bota para arrebatar el esférico al jugador del Torino.
A Sirigu, guardameta visitante, no le dio tiempo a reaccionar y la grada de San Paolo terminó celebrando uno de los goles más estúpidos vistos en el presente curso.