De esos partidos que al espectador también cansa solo de verlo. Una intensidad fuera de lo normal, aunque bueno, pensándolo mejor, Osasuna ya nos tiene acostumbrado a este juego extraordinario en su campo.
El Sadar vibró de principio a fin, excepto en los minutos de tensión por la lesión de Cardona, que se quedó inconsciente y tuvo que ser trasladado directamente al hospital.
Osasuna comenzó mucho mejor posicionado sobre el terreno de juego. Su guion inicial, el esperado con una presión increíblemente certera sobre la salida de balón del Sevilla. Pero el equipo de Lopetegui tiene muchas variedades.
Pese a ese marcaje alto y agonizante para el Sevilla, los hispalenses encontraron el preciado gol en la primera oportunidad: balón largo de Banega que baja Munir con una calidad sublime y ex del Barcelona transforma el 0-1 con un disparo pegado al palo.
Este 'knockout' a la moral de Osasuna achicó al equipo rojillo, permitiendo al Sevilla respirar más tranquilo con la posesión. Jordán y Banega empezaron a aparecer, aunque no terminaron de encontrar a un Chicharito peleón pero perdido entre la dura zaga navarra.
El dominio favorecía a los intereses sevillistas, pero se vieron incapaces de frenar las llegadas de Osasuna, que es un león indomable en El Sadar. Al filo del descanso, Adrián López, sustituto de Cardona, sirvió con un taconazo para que Chimy Ávila fusilara a Vaclik. 1-1 y a vestuarios.
Tras el paso por vestuarios, el Sevilla creció, aunque la primera ocasión fue para Rubén García con un disparo de falta envenenado. Él mismo atacante de Osasuna gozó de un mano a mano tras fallo de Koundé en el control que acabó repelido por la madera.
Pasada la hora de encuentro, Oier cometió un error incomprensible para un jugador de su veteranía y experiencia. Con una amarilla se llevó por delante a Óliver Torres y fue expulsado. Este momento fue aprovechado por el Sevilla para adueñarse del choque.
El VAR permitió que Estrada Fernández revisara un penalti señalado sobre Chicharito. No hubo nada: Juan Pérez tocó limpiamente el balón en la pugna con el mexicano. El canterano rojillo se rebeló bajo con un partido de diez estrellas.
Hasta el final, el Sevilla se estrelló con Juan Pérez, con el palo en los pies de Dabbur, la muralla defensiva de Arrasate y todo El Sadar, que empujó para certificar el valioso empate para Osasuna. Los pupilos de Lopetegui quisieron y lo intentaron, pero con eso no bastó.