Al Real Madrid de Zinedine está claro que le va la marcha. Su mejor versión la exhibió siempre en la Champions League, donde a los blancos siempre les exigen los mejores equipos de Europa. Como ya sucedió varias veces esta campaña, los blancos despertaron ante un rival fuerte. El Sevilla tenía nombre y entidad, aunque enseguida dejó claro que está en una preocupante cuesta abajo de juego y sensaciones. Los de Julen Lopetegui vienen pidiendo a gritos las vacaciones y volvieron a dejarlo claro en un choque importante.
Aunque la fecha marcada en rojo es la de Valdebebas ante el 'Gladbach, el Real Madrid dejó claro que se jugaba mucho en el Pizjuán. Mereció adelantarse ya en los primeros cinco minutos, en dos acciones finalizadas con dudoso acierto por Vinicius.
El brasileño cruzó en exceso un remate tras centro de Rodrygo en el que no pudo hacer mucho más y luego remató al aire cuando lo más fácil era meterla después de un barullo que provocó el mismo tras un mal despeje de Bono.
Un Madrid inteligente
El Sevilla no espabilaba y el Real Madrid tenía muy claro el guion para llevarse el partido: explotar las espaldas de Jesús Navas y de un sorprendente Aleix Vidal que fue lateral izquierdo y estuvo perdidísimo tras la inactividad.
Casemiro, Kroos... las ocasiones blancas se sucedían sin que llegara el 0-1 y sin que el Sevilla lograra descifrar la ecuación del choque, pues los de Lopetegui continuaban sufriendo muchísimo tras pérdida.
Después del paso por las duchas, y tras el cambio obligado de Óliver por Munir, lesionado, los hispalenses mejoraron bastante, lo que tampoco era muy difícil. El Madrid no salió de su área tras el descanso, pero tampoco sufrió demasiado. Regresaron las sensaciones pospandemia y los blancos se dedicaron a defender y esperar un fallo rival. Y llegó, vaya que si llegó. Centró Mendy, Vinicius la rozó y Bono, que había salido mal, no reaccionó a tiempo y despejó hacia su portería.
Con una buena defensa basta
Imposible hacer más con menos en la segunda parte, pero los de Zidane ya tenían el partido donde querían. Ahora solo tocaba defender. Y lo que tanto les ha costado hacer esta temporada pudieron hacerlo en el Pizjuán sin excesivos agobios.
El Sevilla solo amagó con empatar con la entrada de Suso y una falta de Gudelj que salió junto al palo. Lo fió todo a los centros laterales de un Jesús Navas que no estuvo tan preciso como en otras ocasiones y el partido se le consumió sin hacer sudar a su rival.
El Real Madrid tampoco necesitó hacer mucho más para atar un triunfo de oro que le carga de moral para la Champions y vuelve a reengacharle arriba tras el petardazo del Di Stéfano ante el Alavés en una defensa en la que llegó a apuntarse a una grave crisis.