El Sevilla se ha ganado su fiabilidad a base de bien. Triunfazo del conjunto de Lopetegui en el Villamarín, donde se disputaba un duelo de sensaciones negativas tras una semana negra por Europa con las derrotas ante el Bayer Leverkusen y el Lille.
Pero en líneas generales hubo un equipo que supo entender mejor el gran derbi del fútbol andaluz, y ese fue el Sevilla. Desde el comienzo, los del Pizjuán se hicieron con la posesión frente a un Betis que aguardaba más en busca de una contra peligrosa.
Guido Rodríguez fue el villano verdiblanco de la noche. Le empezó avisando en el minuto 6 Mateu Lahoz, y en el 10' ya vio la primera amarilla. Poco después, tuvo que meter la mano Bono en un centro peligroso de Rodri, el más peligroso de los locales.
Fekir apareció con cuentagotas y amenazó en algún que otro balón parado, pero le costaba al Betis coger regularidad en el juego ofensivo. En el 31' ardió el Villamarín por un pisotón de Diego Carlos a Guardado y, cinco minutos después, gol anulado a Bellerín por claro fuera de juego.
La acción clave de una primera parte tranquila llegó en el 45', cuando Guido estuvo torpe y lento para derribar a Rafa Mir en una carrera. Mateu Lahoz le mostró la segunda amarilla y el argentino dejó a los suyos con uno menos para todo el segundo tiempo.
Para más inri, al poco de comenzar la segunda parte, conexión 'albiceleste': Ocampos encaró por la izquierda y dio el pase atrás, donde Acuña llegó y sacó un zurdazo sensacional que se coló por el palo corto de Claudio Bravo. Un gol clave para decantar la cita.
El Sevilla supo manejar la segunda parte a la perfección con la posesión del cuero. El Betis solo pudo correr tras el balón y tuvo muy pocas opciones de llegar al área de Bono, más allá de una mala volea del recién entrado Cristian Tello.
Terminó finiquitando el cuadro visitante la victoria con un buen centro de Montiel que rebotó en Bellerín y se coló en la portería de Bravo. Una noche un tanto pesadillesca para los de Pellegrini y tres puntos que acercan al Sevilla al liderato.