Lopetegui puso sus fichajes a funcionar y le dio otra oportunidad a En-Nesyri para que siga intentando recuperar las mejores sensaciones en una noche de viernes muy bonita en Sevilla. El Pizjuán disfrutó de un partido lleno de madurez y ante un rival que se vio muy entero hasta la segunda mitad.
La primera ocasión la tuvo el conjunto ilicitano con un disparo de Carrillo que pasó muy cerca del poste, en lo que fue un aviso para un Sevilla que no se inmutó. No hubo prisas para nadie y tampoco es que se vieran excesivas ocasiones. Los de Lopetegui fueron justos y eficaces. Seis disparos a portería, ocho en total y dos goles.
Claro que el marcador pudo reflejar algún que otro golpe más de no ser por un Édgar Badía que tuvo varias estiradas importantes. Metió una mano abajo para despejar un misil de Rakitic y En-Nesyri falló lo infallable después. Se quedó solo con el remate, se resbaló y no acertó a darle a la bola.
Tampoco hubo que rascar mucho más en una primera mitad que tiró más hacia lo insípido, lo serio y lo tosco. Palacios tuvo que irse en camilla por unos problemas musculares y en su lugar entró Barragán. Por el tiempo perdido se añadieron seis minutos con los que no se arregló nada.
En el segundo tiempo todo se animó un poco más. Diego Carlos avisó con un remate de cabeza y Pere Milla contestó con un intento de chilena que acabó con un zapatazo al aire. Édgar voló de nuevo y el Sevilla comenzó a oler ese aroma a gol.
Al Papu se le encendió la bombilla al pasar la hora. El argentino dribló a dos adversarios, disparó, tuvo la suerte que golpeó en un rival y se coló dentro por el palo corto. Fue un tanto muy emotivo en el estadio sevillista porque todos corrieron hacia Lopetegui.
El técnico perdió hace unos días a un familiar y quisieron dedicárselo. Con grandes abrazos, a Lopetegui se le escapó un gesto de emoción mientras sus jugadores recuperaban las posiciones.
Ni mucho menos se contentó el Sevilla con eso, mientras que el Elche buscaba la forma de crear un peligro que cada vez le fue costando más y más.
Martial hizo la mejor carta de presentación en el Pizjuán. El atacante ganó línea de fondo, le puso un caramelo a Rafa Mir y este metió la cabeza para martillear a Édgar Badía y al Elche. El fichaje sevillista se fue ovacionado y se metió a la afición en el bolsillo en su primer baile en casa.
La recta final fue coser y cantar. El Sevilla puso el partido donde quería y se mostró intratable. Le cerró cualquier hueco a un Elche impotente y se quedó con los tres puntos para mandar otro aviso al Madrid.