Era una noche para confirmarse, tanto para los locales como para los visitantes. Ambos eran conscientes de la importancia de un encuentro mediante el cual podrían impulsarse después de un decepcionante inicio de temporada.
El Tenerife tenía la ardua tarea de vencer para contagiar su último buen resultado en el Heliodoro a los encuentros a domicilio, donde todavía no ha podido sumar un triunfo. Y el escenario no era el indicado, pues el Sporting llegaba con la motivación al máximo e imbatido en El Molinón.
Los rojiblancos comenzaron mejor. Babin y Robin Lod avisaban en los primeros compases, mientras que el conjunto isleño trataba de pasar la tormenta y el vendaval ofensivo asturiano cuanto antes.
Los de José Luis Oltra fueron mejorando poco a poco hasta hacerse con el dominio del duelo y acabar con mejores sensaciones la primera parte. Tras el paso por vestuarios, José Alberto decidió mover el banquillo, y no le fue mal esa decisión.
El equipo necesitaba un revulsivo para adelantarse en el marcador y lo encontró con Blackman, que tuvo buenas opciones para estrenar el electrónico. El Tenerife vio cómo le anulaban justamente un gol a Bryan Acosta y, a la jugada siguiente, Babin adelantaba a los suyos al conectar un buen remate dentro del área.
Mejor estreno, imposible
El Sporting había hecho lo más difícil. Ese tanto abrió la veda de unos momentos locos y, tres minutos después, fue Uros Djurdjevic el que hacía el gol de la jornada, con el que se estrena esta campaña en Liga. El serbio controló con el pecho dentro del área y se sacó de la chistera una chilena que dejó todo El Molinón boquiabierto.
Sin embargo, el cuadro 'chicharrero' no había dicho su última palabra. José Naranjo recortaba distancias al aprovechar un rechace dentro del área. El Tenerife lo intentó hasta el final, pero no pudo batir de nuevo a un Diego Mariño indomable. Finalmente, las dudas regresan a Tenerife y José Alberto continúa con el pleno de puntos en el banquillo gijonés.