El Sporting es un mar de dudas en estas alturas de la temporada. Tras la derrota en Zaragoza, Djukic quiso imprimir al equipo un aire distinto en su primer partido en casa. No lo consiguió, a pesar de la victoria.
A excepción de lo poco que generó Djurdjevic en el ataque rojiblanco, el Elche estuvo muy cómodo en su campo. Desde el principio, la posesión y el dominio fueron para los de Pacheta.
Mientras tanto, el cuadro ilicitano combinaba bien en zona de peligro, con internadas de Fidel y Josan por ambas bandas. Pero empezó a demostrar la falta de gol de la que adoleció durante los 90 minutos.
Ramón Folch y Gonzalo Villar se adueñaron del centro del campo en Gijón, pero el equipo de Pacheta se ahogó al superar tres cuartos de campo. Mariño apenas sufrió y el Sporting se amuralló en su área.
Eso sí, muchos saques de esquina para el Elche, pero ninguno aprovechado. La dinámica del segundo tiempo seguiría por la misma rienda, con un Sporting poco ambicioso y un control estéril de los franjiverdes.
Pese al triunfo final, la fortuna no sonrió a Djukic, que tuvo que gastar dos cambios obligados por las lesiones de Carlos Cordero y de Javi Fuego. Las carencias del equipo no se disiparon ni con las sustituciones.
Cuando todo parecía ir encaminado a las tablas en El Molinón. Unai Medina se sacó un obús de la manga un obús imponente que repelió el poste y que sirvió a Manu García para, en el rechace, marcar el importante gol de la victoria a placer.
La reacción del Elche se hizo notar: Nino amenazó con un buen tiro lejano y, en el último momento, Yacine Qasmi reclamó un penalti por empujón de Babin. El VAR no entró y el colegiado señaló el final, que reivindica el cambio de dinámica en los resultados del Sporting con la llegada de Djukic.