Que el Tottenham ganase esta noche no era descabellado. Que pinchase, tampoco. El Britannia Stadium se ha hecho famoso por no ceder demasiados puntos, se llame como se llame el rival que lo visita. Pero el partido no ha seguido el guión esperado por mucho tiempo.
El Stoke salió muy valiente, presionando mucho al Tottenham, e impidiendo que los de Pochettino jugasen a gusto con el balón. Sin embargo, el Stoke perdía sus buenas intenciones cuando se encontraba con el balón en el campo rival. Negado arriba, fue un 'handicap' que arrastró los 90 minutos.
En una de las primera llegadas al área rival estuvo a punto de caer el primer gol. Pérdida en campo contrario, contra brutal que lanza Dele Alli y Harry Kane falla en el mano a mano, quizá pensando que estaba en fuera de juego.
Fue la primera de Alli, la primera de muchas en el que quizá haya sido su mejor partido de la temporada.
Eso sí, el gol de Kane no tardó en llegar. Era el minuto 9, y el ariete inglés no perdonó en la segunda ocasión que tuvo. Dembele le puso un balón que él recogió en la esquina del área, se internó por la frontal y la puso con rosca, inalcanzable para Given. Un mazazo para el Stoke, y los que quedaban por venir.
El gol hizo desaparecer a los locales. El Tottenham dominó el encuentro, y sólo fue inquietado un poco cuando la primera mitad se encaminaba a su final. Cuando el Stoke quería jugar a algo, perdía el balón y el Tottenham asestaba dolorosas contras que, para desesperación de Pochettino, no vieron puerta, como en una clarísima de Eriksen, que se encontró completamente solo ante Given, tras otro gran pase de Alli, pero la estampó en el larguero.
Así nos fuimos al descanso, con un resultado que parecía muy escaso para el poco fútbol que había puesto sobre el tapete el Stoke.
A la salida, los primeros minutos fueron un calco del comienzo del partido. El Stoke, valiente y peleón, ante un Tottenham tranquilo y buscando controlar el juego.
Shaqiri se quedó en la caseta, desaparecido todo el partido, y entró en su lugar Joselu, provocando un cambio de posiciones en el Stoke. Tampoco resultó.
De hecho, quizá fue lo que terminó por matar al conjunto local. Su centro del campo, por alguna razón, se deshizo, y las contras de Alli, Lamela y Kane eran devastadoras, pero una vez más, sin fortuna.
Hasta que la tuvieron, y por partida triple. Primero Alli, que controló un pase de Eriksen de manera extraordinaria; después Kane, a pase de Lamela, para enterrar las rencillas entre ambos surgidas en la segunda parte; y finalmente Alli, de nuevo a pase de Eriksen.
Estuvo eléctrico el joven mediapunta inglés, que pudo haber ampliado su renta aún más cuando tras la enésima contra, dribó a Given, y con todo a su favor la estampó en el poste.
El Stoke fue un rival que no estuvo a la altura del Tottenham, que cumplió con su cometido de acortar distancias con el Leicester, que ya está sólo a cinco puntos. Se aprieta la Premier a falta de cuatro jornadas.